EEUU, Turquía e Israel soplan sobre las brasas. Estos tres países están estimulando nuevos separatismos, hasta ahora inexistentes, que podrían contribuir al desmantelamiento de Iraq y Siria.
En cuestión de días, los yazidíes, los cristianos y los turcomanos de Iraq han reclamado disponer de sus propias regiones autónomas separadas, siguiendo el modelo del Kurdistán iraquí.
El yazadismo es una religión que se deriva del mitraísmo antiguo, reivindicado por una parte de los kurdos de Iraq.
Por su parte, los turcomanos constituyen, después de los árabes y los kurdos, el tercer grupo étnico de Iraq. En ese país de 34 millones de habitantes, los turcomanos son más de 3 millones. Su actual reclamo tiene que ver, por una parte, con el plan para empujar al EI de Mosul hacia Siria y, sobre todo, con la presencia ilegal de tropas turcas en Iraq. El gobierno central iraquí ha realizado múltiples gestiones, todas infructuosas, para obtener la retirada de las fuerzas militares turcas actualmente presentes en territorio iraquí.
No obstante, la mayoría de los turcomanos desconfían de Turquía. En agosto de 2014, Amerli, una de las ciudades turcomanas de Iraq (con 12.000 habitantes) se vio bajo el asedio del EI, sin recibir por ello ningún tipo de ayuda de Ankara. Lo que hizo Ankara fue suministrar a los militantes del EI el armamento que utilizaron contra los turcomanos.
Además, existe entre los turcomanos una importante minoría shií y sus miembros desconfían por consiguiente de las últimas declaraciones del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien desea preservar los resultados de la “sunnización” que el EI impuso en Mosul.
Finalmente, los turcomanos también ven con gran inquietud la represión desatada en Turquía contra toda forma de oposición y contra las minorías étnicas o confesionales.
En Siria, mientras tanto, el Mossad israelí está tratando –por ahora infructuosamente– de crear un grupo independentista druso.
Source: Red Voltaire