Los analistas israelíes han considerado una bendición la crisis entre Líbano y Arabia Saudí, provocada por la reciente renuncia del primer ministro libanés en Riad.
Huelga decir que el apoyo israelí a Riad es equivalente a su satisfacción por la campaña encabezada por Arabia Saudí contra Hezbolá e Irán. Sin demora, Tel Aviv expresó su respaldo a Riad.
A nivel diplomático, el gobierno de Netanyahu envió órdenes a las distintas embajadas israelíes de todo el mundo para que mostraron su apoyo al rey saudí y al príncipe heredero, Mohammed bin Salmán. Los resultados deberían ser tangibles en aquellos medios internacionales donde el lobby sionista tiene cierta influencia.
Sin embargo, en los medios de comunicación israelíes, la opinión de los expertos es bastante escéptica sobre los efectos de la acción tomada por Riad.
El columnista sobre temas árabes del canal Cane dijo que valía la pena recordar el gran secreto de la guerra israelí contra el Líbano en 2006, cuando Arabia Saudí alentó a Tel Aviv a erradicar a Hezbolá.
“Los responsables israelíes se han acostumbrado a decir detrás del telón que los líderes árabes (del Golfo Pérsico) están hablando con nosotros y pidiéndonos que pongamos fin a Hezbolá”, dijo Erane Zinger, asegurando que esta solicitud provenía especialmente de Arabia Saudí, indicó el periódico libanés Al Akhbar.
Zinger añadió que las decisiones (contra el Líbano) que los saudíes han tomado son estériles e ineficaces y no lograrán ningún objetivo.
También recordó que Arabia Saudí hace frente a una guerra fracasada en Yemen y no ha logrado tampoco doblegar la resistencia de Qatar mediante el bloqueo.
Ninguna ambición israelí
Según otro columnista de asuntos de seguridad, Yossi Melman, el caos político provocadeo por Arabia Saudí beneficia a Israel porque “Hezbolá estará ocupado por la crisis política interna, mientras que en Siria, la guerra (donde Hezbolá participa) continúa”. Él dijo que los servicios de inteligencia israelíes están convencidos de que Arabia Saudí ha obligado a Saad Hariri a renunciar.
Según él, Israel no tiene ningún plan o ambición de interferirse militarmente o influir en los acontecimientos en el Líbano.
“Las llamas de la guerra llegaron a Israel dos veces, en 1982 y en el 2006 … Los altos mandos del Ejército y los líderes políticos quieren evitar repetir esos errores”, dijo.
Según él, Hezbolá mantendrá la calma en su enfoque de esta crisis para evitar una guerra civil o ser arrastrado a una guerra externa con Israel.
Source: Agencias