En declaraciones recogidas por la cadena iraní Al Alam, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, pidió a los terroristas de Al Nusra que abandonen Alepo.
“Los elementos del Frente al Nusra que están presentes en Alepo deben retirarse rápidamente”, dijo el ministro turco.
Según el Ministerio de Defensa ruso, Ankara continúa suministrando armas a los terroristas de Al Nusra. El jefe de la Dirección General de Operaciones del Estado Mayor el Ejército ruso, Serguei Rudeskoi, afirmó que camiones con armas atraviesan constantemente la frontera turco-siria.
Las declaraciones de Cavusoglu implican, sin embargo, un hecho que hubiera parecido sorprendente hasta muy recientemente: que Turquía no está dispuesta a prestar ayuda militar a los sitiados en Alepo y no cree que nada pueda impedir su liberación por parte del Ejército sirio.
Por otro lado, medios turcos, que citan a Cavusoglu, informaron que todas las partes presentes en las conversaciones de Lausana sobre Siria se habían puesto de acuerdo en la necesidad de resolver la crisis siria por vías políticas.
Medios occidentales afirman que la mejora de relaciones con Rusia, y hasta cierto punto con Irán, ha llevado a Ankara a adoptar una posición más prudente sobre Siria y a no pedir ya la dimisión del presidente Bashar al Assad. Durante cinco años, Erdogan buscó derribar a Assad respaldando a las fuerzas que luchaban contra él y permitiendo a los yihadistas extranjeros utilizar el territorio turco para llegar a Siria.
Sin embargo, el intento fallido de golpe de estado y el fracaso de las políticas turcas en Siria e Iraq llevaron a Erdogan a buscar un cambio de rumbo. El principal objetivo de Turquía en Siria ahora es impedir que los combatientes kurdos sirios consoliden un territorio autónomo más allá de la frontera. Ankara sostiene que el PYD (Partido de la Unión Democrática Unido) y su rama armada, las YPG, están vinculados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que libra una guerra contra Turquía.
El acercamiento a Rusia ha venido, como no podía ser de otro modo, a costa de los lazos con EEUU y la OTAN. Turquía ha mostrado interés en comprar el sistema S-300 a Rusia. Una propuesta similar para adquirir misiles antiaéreos chinos hace unos años motivó una fuerte reacción de la OTAN y Ankara tuvo que dar marcha atrás.
Rusia y Turquía han firmado también un acuerdo para la construcción del gaseoducto Turkish Stream durante la reciente visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Estambul. El acuerdo prevé la construcción de dos gaseoductos bajo el Mar Negro de aquí a diciembre de 2019, según el presidente del grupo ruso Gazprom, Alexei Miller. Una parte de ese gas irá dirigido al mercado turco y otro transitará hacia los países europeos a través de Turquía.
Source: Prensa Árabe