El anuncio de la liberación de Albu Kamal por parte del Ejército sirio y sus aliados de las manos del grupo wahabí takfiri Daesh ha sido un golpe maestro, cuya principal víctima ha sido la reunión ministerial de la Liga Árabe en El Cairo y, sobre todo, Arabia Saudí, que asumieron en ella un papel vergonzoso hacia las principales fuerzas, Irán y Hezbolá, que luchan contra el terrorismo en Oriente Medio.
En un artículo publicado por Nasser Qandil en el periódico Al Binaa, él se refiere a la declaración anti-Irán y anti-Hezbolá aprobada por varios ministros de Exteriores árabes en una cumbre de la Liga Árabe, a instigación de Arabia Saudí, señalando que el fantasma de Albu Kamal y el general Qassem Soleimani planeó sobre la reunión. La nula referencia a la derrota del Daesh mostró, según él, la connivencia de algunos árabes del Golfo con este grupo y otros similares. De este modo, la victoria de Siria y sus aliados en Albu Kamal significó una nueva derrota del campo saudo-norteamericano frente al eje de la Resistencia.
“Algunos pretendieron ver en el texto de la declaración las premisas de una próxima guerra, pero ellos son los que ignoran las reglas más elementales de la política. La declaración lanzó acusaciones contra Hezbolá e Irán, pero no contiene nada concreto que pueda traducirse en acciones. De hecho, algunos estados eliminaron tres frases que los saudíes pretendían aprobar en la declaración y que hacían alusiones a la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán, el llevar a ese país ante el Consejo de Seguridad por el tema del misil yemení caído sobre el Aeropuerto de Riad y excluir al Líbano de la Liga Árabe.
Todo ello muestra que Riad sólo consiguió una mera declaración retórica carente de valor alguno. “Las declaraciones de la Liga Árabe valen menos que el papel en el que están escritas”, dijo en su día el ex primer ministro israelí, Ariel Sharon, burlándose de las condenas de la organización, conocida por su ineficacia.
Por lo tanto, mientras la Liga Árabe, o mejor el dicho el conjunto de países que reciben sobornos de Arabia Saudí, aprobaba su inútil declaración, el Ejército sirio, en colaboración con Hezbolá, el Hashid al Shaabi y el Ejército de Iraq hacían algo más práctico liberando Albu Kamal y enlazando ambos países mediante una autopista y un puesto fronterizo común.
Peor aún para Riad, ellos han logrado irritar a sus aliados europeos, como Alemania, que criticó el aventurerismo saudí, lo que motivó la llamada a consultas del embajador del régimen wahabí en Berlín.
De este modo, una vez más, el mundo árabe ha mostrado hasta qué punto está desconectado de la realidad y la bancarrota de su diplomacia, todo lo cual sólo sirve para dilapidar sin cesar su ya escaso prestigio internacional.
Todo ello también contiene lecciones para los norteamericanos: apostar por un régimen desquiciado, como el saudí, que persigue toda disidencia interna y crea crisis continuas en Oriente Medio no es una buena opción. En Albu Kamal, EEUU ha visto como sirios e iraquíes incrementaban su cooperación y lograban la liberación de la ciudad arruinando así sus planes. La crisis de Qatar y la del Líbano ha dejado ver que EEUU parece estar comprendiendo esto y ha dejado a los saudíes solos frente a sus maniobras desestabilizadoras y su ridículo. Incluso congresistas estadounidenses han comenzado a cuestionar la participación de su país en la guerra de Yemen.
De este modo, Arabia Saudí se ve abocada a nuevos fracasos, mientras Siria y sus aliados fortalecen su posición día a día.
Source: Periódicos