La Knesset aprobó, en la mañana del jueves 19 de julio, un proyecto de ley altamente discriminatorio y antiarabe que solo reconoce el derecho de autodeterminación a los judíos. “Israel es el estado-nación del pueblo judío en el que se da cuenta de su derecho natural, cultural, histórico y religioso a la autodeterminación”, dice el texto. Por lo tanto, la noción de “minoría religiosa, ética o confesional” y los derechos de este último pierden todo significado en la llamada Constitución israelí.
A la luz del apoyo total que recibe de EEUU, Israel ya no siente la necesidad de utilizar la máscara. Los diputados israelíes acaban de aprobar el jueves el controvertido proyecto de ley sobre el “estado-nación del pueblo judío” que se había estado preparando durante siete años.
De este modo, Israel se ha constituido en el único estado del mundo cuya pertenencia al mismo depende de la pertenencia a una raza o religión.
De este modo, esta ley claramente segregacionista. Sólo el pueblo judío es titular de la autodeterminación en Israel. La ley impone también el hebreo como lengua oficial única y el árabe queda relegado a un “estatus especial” que autoriza la continuación de su utilización en la administración. El calendario hebraico es establecido como oficial así como las festividades judías. Los caracteres del apartheid que se contienen en esta ley son el preludio a una limpieza étnica institucionalizada.
La ley sobre el Estado-nación fue adoptada por 62 contra 55 y dos abstenciones.
El domingo, el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Educación Naftali Bennett llegaron a un acuerdo para eliminar la cláusula original, que permitía al régimen israelí “autorizar a una comunidad de personas de la misma fe y nacionalidad a mantener el carácter exclusivo de esta comunidad”. Lo reemplazaron con una nueva cláusula que se refiere a “asentamientos judíos” en Israel en general.
Ramificaciones internacionales
La ley no solo tiene una aplicación interior en lo que se refiere a los territorios de 1948, sino que también afecta a lo que la ONU considera como el territorio palestino oficial: es decir Jerusalén Este y Cisjordania.
En este sentido, la nueva ley respalda el estatus de Al Quds (Jerusalén) como “la única capital de Israel” y la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania. De hecho, estos asentamientos son considerados de “interés nacional” y se afirma que hay que “desarrollar las colonias actuales”.
Reacción de los árabes israelíes
Fundado sobre el exterminio de cientos de miles de árabes, musulmanes y cristianos, y sobre la apropiación y el despojo de los bienes de aquellas personas, Israel acaba de quitarse la careta y mostrar su verdadero rostro racista. Pocos analistas israelíes podrán a partir de ahora mantener su propaganda de que Israel es la “única democracia” ern Oriente Medio. La reacción de los auténticos propietarios de los territorios ocupados, es decir los palestinos -llamados también árabes israelíes en lo que se refiere a aquellos que viven en los territorios ocupados en 1948 y que ostentan la nacionalidad israelí- no se ha hecho esperar.
Más de 7.000 personas que se manistaron el sábado 14 de julio en las calles de Tel Aviv para protestar contra el proyecto de ley discriminatorio. Algunos judíos los acompañaron.
Los árabes israelíes constituyen el 20% de la población de Israel, según cifras oficiales publicadas por Israel, que son revisadas al alza por fuentes independientes.
En respuesta a la promulgación de la ley, los parlamentarios árabes del Knesset denunciaron la “muerte de la democracia” y rompieron copias del texto de la ley.
Source: Agencias