En referencia a los intentos de la administración Trump de volver a imponer sanciones contra Irán, que habían sido suspendidas desde la firma del acuerdo nuclear de 2015, la revista Foreign Policy ha señalado que China y Rusia bloquearán la ruta a este proyecto.
“Trump fracasará. Los aliados europeos de EEUU no solo se oponen a la decisión de Trump de retirarse del acuerdo nuclear y reintroducir las sanciones, sino que Rusia y China tampoco permitirán que Irán quede aislado de nuevo. De hecho, Pekín y Moscú fueron los primeros destinos de la gira del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Yavad Zarif, dirigida a garantizar la continuación de la implementación del acuerdo nuclear después de la retirada de EEUU”, señala Foreign Policy.
En las décadas posteriores a la Revolución Islámica de 1979, Teherán fortaleció sus lazos políticos, económicos y militares con Pekín y Moscú. Durante la guerra entre Irán e Iraq, China estuvo entre los países que le suministraron armas y equipos militares a Irán. Al final de la guerra, China jugó un papel importante en la reconstrucción de Irán, particularmente en proyectos de infraestructura y suministro de bienes.
Rusia, por su parte, comenzó a trabajar con Teherán a fines de la década de 1990 para desarrollar la infraestructura portuaria y ferroviaria de Irán.
En los últimos años, Rusia ha desempeñado un papel de liderazgo en el desarrollo de las industrias nucleares y aeroespaciales de Irán, participando en la construcción de la central nuclear de Bushehr y en la venta de aviones y sus piezas de repuesto. Moscú apoya cada vez más las actividades regionales de Irán en Oriente Medio y el Sur de Asia, incluida la lucha del gobierno de Bashar Assad para erradicar el terrorismo en Siria. La dependencia energética de China de Irán y la llamada iniciativa “Carretera y Cinturón” han convertido a Irán en un socio cada vez más atractivo. Pekín sigue involucrado en el desarrollo de la infraestructuras iraníes, lo que incluye plantas de energía, represas, plantas de cemento, fábricas de acero, astilleros, carreteras y aeropuertos.
El acuerdo sobre el programa nuclear de Irán en 2015 facilitó la continuación de las iniciativas de Rusia y China, pero el fracaso del acuerdo no será un desastre para ellos. Ambos países tienen una presencia de larga duración en el mercado iraní y saben cómo actuar en él. Ellos están buscando formas de proteger a sus bancos de las sanciones de EEUU aislándolos del mercado estadounidense.
Con la ayuda de Rusia y China, Irán podrá neutralizar las sanciones, lo que significa que los esfuerzos de Trump para llevar a Irán a la mesa de negociaciones a través de la presión están condenados al fracaso de antemano.
Rusia y China asegurarán que Irán nunca esté completamente aislado y proporcionarán apoyo político y militar y alivio económico, socavando así los esfuerzos norteamericanos para presionar a Teherán. Esto significa que el propósito declarado de Trump de aislar a Irán para presionar a su gobierno y obligarlo a volver a la mesa de negociaciones y aceptar un acuerdo más favorable para EEUU no es una política viable.
Mientras que EEUU anima a los consumidores de crudo iraní reducir a cero sus importaciones de Irán a partir de noviembre, China comenzó a utilizar el yuan en el comercio del petróleo poniendo fin al monopolio del dólar en este sector. Del mismo modo, Rusia anunció en abril que trataría de usar otras monedas distintas del dólar para pagar sus importaciones de petróleo. Esas medidas limitarían la capacidad de EEUU para aplicar efectivamente sanciones contra Irán y otros países en el futuro.
Además, los dos países están examinando cómo pueden llenar el hueco de las empresas europeas que están abandonando el mercado iraní tras la retirada de EEUU. Por ejemplo, la China National Petroleum Corporation (CNPC) se está preparando para reemplazar a la francesa Total en el desarrollo del campo de gas South Pars.
El aislamiento solo funciona cuando cuenta con el respaldo de todos los actores clave de la comunidad internacional. Hoy, Irán tiene muchos socios en los que puede confiar para mitigar las consecuencias de la salida de EEUU del acuerdo nuclear. Y dados sus intereses estratégicos en Irán, ni Rusia ni China apoyarán la política de presiones defendida por EEUU.
Source: Foreign Policy