El Reino Unido ha inaugurado una gran base naval en Bahrein, siendo la primera vez en cuatro décadas que Londres abre tal instalación en la región del Golfo Pérsico.
La base fue inaugurada durante una visita del príncipe Carlos de Inglaterra a la capital de Bahrein, Manamá, el jueves. La visita también fue utilizada para conmemorar los 200 años de relaciones mutuas. Londres ha sido el principal sostenedor de la dinastía Al Jalifa que lleva gobernando Bahrein dos siglos de forma absolutista.
Londres quiere convertir a la base de Bahrein en la segunda instalación más importante de la Royal Navy después de la de Portsmouth, en Inglaterra. Ella permitirá a los barcos británicos abastecerse y ser objeto de reparaciones sin tener que regresar al Reino Unido.
En los pasados meses, barcos avanzados de la Royal Navy Tipo 45 han debido de regresar a su país debido a la incapacidad de desenvolverse en las aguas cálidas de la región.
En la base de Bahrein hay desplegados alrededor de 600 militares británicos que tienen como misión la de patrullar por las aguas adyacentes.
El Reino Unido ha estado manteniendo bases áreas en Bahrein durante 90 años.
El pasado mes, el rey de Bahrein visitó el Reino Unido en medio de protestas que recordaron a las víctimas de la represión de su régimen. Allí, él se entrevistó con la Reina Elizabeth, la primera ministra Theresa May y otros responsables británicos.
El estrechamiento de vínculos entre Londres y Manamá se produce en un momento en el que el régimen de Bahrein continúa llevando a cabo una represión acentuada contra la población.
Desde 2011, año en que comenzaron las protestas pacíficas pro-democracia en Bahrein, el Reino Unido ha vendido 55 millones de dólares en armas a dicho régimen. Al mismo tiempo, Londres ha proporcionado entrenamiento a las fuerzas de seguridad y suministrado datos de inteligencia a Manamá.
Más de 100 de personas han muerto y varios miles más han resultado heridas o arrestadas en la represión en Bahrein. La Plaza de la Perla, en el centro de Manamá, fue destruida por ser símbolo de las protestas.
El principal partido de la oposición, Al Wefaq, ha sido recientemente ilegalizado y sus bienes confiscados. Su líder, Sheij Ali Salman, ha sido detenido y condenado a nueve años de cárcel por sus declaraciones en favor de reformas democráticas.
La dinastía de los Al Jalifa discrimina también a los shiíes, que constituyen la mayoría de la población del país e intenta alterar la composición religiosa del mismo.
Un militante bahreiní pro-derechos humanos, Sayyed al Wadani, declaró que el objetivo de la visita del Príncipe Carlos a Bahrein era la de cubrir los crímenes de la dinastía de los Al Jalifa contra la población. Él dijo que el viaje del príncipe heredero británico sería considerada por el régimen de Bahrein como una luz verde a la continuación de la represión.
Al Wadani estuvo encarcelado y sufrió torturas durante 28 días. En 2013, él pidió asilo político en el Reino Unido y el régimen de Bahrein le privó de la nacionalidad en 2015.
Source: Agencias