Tras ocho años de guerra en Siria y la apertura de los pasos fronterizos, se está produciendo un acercamiento gradual de los países árabes hacia Siria. Estos mantienen ahora una postura realista motivada por el fracaso de sus intentos de derrocar al presidente sirio legítimo, Bashar al Assad. Este, por su parte, parece dar prioridad por encima de todo a los intereses del pueblo sirio y buscar olvidar el enfrentamiento sostenido estos años con algunos de tales países.
Durante el inicio de la crisis siria, la reina jordana Rania llamó a la primera dama siria, Asmaa al Assad, para pedirle noticias e interesarse por la situación en el país. Rania invitó a Asmaa a ser prudente y a proteger a su familia. Por su parte, esta última le respondió que confiaba en el futuro de Siria e invitó a los dirigentes jordanos a permanecer vigilantes, ya que todo perjuicio que sufriera Siria tendría ciertamente repercusiones en Jordania dado el destino común que une a ambos países.
Jordania jugó la carta equivocada y durante la guerra recibió a oficiales norteamericanos, británicos y franceses y formó un centro de operaciones (Mok), para dirigir la guerra de los terroristas contra el gobierno de Siria en el sur de ese país. Su comportamiento hacia Siria no fue distinto del de los países árabes del Golfo.
Ahora, sin embargo, dicha política jordana se ha hundido para siempre. Jordania ha abierto el paso de Nassib en la frontera entre ambos países. Todo ha quedado más claro en términos del reconocimiento de la victoria del presidente Bashar al Assad, que ha impuesto el hecho consumado de su triunfo a los estupefactos regímenes árabes, que buscan en la actualidad un acercamiento a él y el restablecimiento de las relaciones con Damasco.
El paso de Nassib dio lugar a escenas de auténtica emoción por parte de sirios y jordanos. Algunos expresaron su gran alegría con palabras emocionantes, que pusieron de manifiesto lo profundo de las relaciones y la existencia de un destino común. Los comerciantes jordanos estaban impacientes de entrar en Siria y viceversa y esto significa reanudar las relaciones históricas oficiales y también las económicas. Otros países, como el Líbano, también se beneficiarán.
La apertura del punto de cruce de Nassib es solo el preludio de lo que va a seguir. Los países y gobiernos árabes buscan ahora dejar atrás la etapa anterior y abrir una nueva página, que incluye el restablecimiento de las relaciones con Siria, incluyendo la reapertura de sus embajadas en Damasco.
El retorno de Siria al seno de la Liga Árabe servirá también para reanudar todas las relaciones políticas, tal como eran en el momento de la exclusión de Siria de dicho órgano. Siria no se opone a este regreso si se respetan los principios a los que el país se ha mantenido adherido durante la crisis y, en primer lugar, la defensa de la soberanía siria. El mensaje de Siria es que Damasco esté dispuesto a perdonar lo que pasó si su soberanía es respetada y si una relación oficial y normal es establecida.
Source: Al Binaa