El príncipe heredero Mohammed bin Salman recibió un incongruente regalo de bienvenida a su llegada a Buenos Aires el jueves para participar en la cumbre del G20: una revisión por parte de un juez argentino de una denuncia por crímenes de guerra en su contra planteada por Human Rights Watch.
Esta acusación sin precedentes para un participante del G20 hizo que MBS fuera la estrella, pero al mismo tiempo el apestado de la cumbre. La culpa es de la participación de su ejército en la masacre de civiles en la guerra de Yemen (un crimen internacional que puede ser procesado en Buenos Aires de acuerdo con la Constitución argentina), pero también por la responsabilidad del príncipe heredero saudí en el asesinato del periodista saudí Yamal al Khashoggi el 2 de octubre en el consulado de Arabia Saudí en Estambul.
El líder de facto de Arabia Saudí, MBS, decidió desafiar a los que le acusan de ser un criminal al acudir al G20, mientras que pudo haber permitido que su padre, el rey Salman, representara a su país. Su cálculo es que, incluso avergonzados por su presencia, los líderes occidentales no podrían evitar cruzarse con él y saludarlo en el G20. Una estrategia arriesgada si esto era rechazado ostensiblemente. Al aparecer en la foto final de los veinte líderes líderes del planeta, el príncipe heredero intentó demostrar que “todo ha vuelto a la normalidad”, dijo Bruce Riedel, un famoso analista estadounidense sobre Oriente Medio de la Brookings Institution. “Pero se equivoca. Arabia Saudí y MBS ahora serán tocados con pinzas y permanecerán así mientras él esté en el poder”.
La situación actual no ha impedido al presidente francés, Emmanuel Macron, anunciara el jueves que se reuniría con MBS en una reunión al margen del G-20. Un hecho que podría convertirle en el único dirigente europeo que se reúne con MBS.
Por su parte, Donald Trump evitó también sentarse con MBS a pesar de declarar que “no hay sólidas evidencias” que vinculen a MBS con el asesinato de Khashoggi. Un miembro del entorno de Trump dijo que el presidente estadounidense “aceptaría, sin duda, sentarse al lado de MBS, a quien ha convertido en la piedra angular de su estrategia en Oriente Medio”.
El secretario de Defensa de EEUU, Jim Mattis, resumió el realismo de su administración al decir que “EEUU rara vez tuvo la libertad de trabajar con socios impecables”. Esto no impidió que los senadores estadounidenses votaran el miércoles por 63 votos contra 37 una resolución en contra del suministro de armas e inteligencia a los saudíes, un primer paso para el cese de todo el apoyo militar a Riad en Yemen.
Source: Agencias