La mayor incógnita sobre los detenidos en las cárceles de Arabia Saudí se refiere a los clérigos saudíes arrestados por docenas desde 2016. En los últimos meses, algunos de ellos han muerto, presumiblemente bajo tortura.
Según el sitio de Twitter “Detenidos de opinión”, uno de ellos, Ahmad al Ammari, murió el 20 de enero pasado. Era el decano de la Universidad del Sagrado Corán en la Universidad de Taybeh, en la ciudad santa de Medina.
Habiendo sido liberado cinco días antes de su muerte, el sitio, que está interesado en la difícil situación de los presos políticos, religiosos y de derechos humanos en las cárceles de Arabia Saudí, atribuye su fallecimiento a la tortura y la negligencia médica.
Su cuerpo mostró signos de quemaduras y hematomas, así como cicatrices de descargas eléctricas y colillas de cigarrillos, agregó el sitio.
Ammari fue arrestado en agosto de 2018 en el marco de una campaña dirigida contra los próximos a Sheij Safar Hawalé, un clérigo disidente. Este último acababa de publicar una obra en la que daba consejos a la familia real y al organismo de los grandes ulemas, próximos al régimen. Sheij Hawalé falleció tres días después de haber sido transferido desde su celda al hospital en septiembre de 2018.
Un mes antes, en agosto de 2018 el sitio anunció la muerte del religioso Suleiman al Dawish, arrestado en 2016.
Ammari y Dawish no formaban parte de aquellos que fueron arrestados durante una purga contra decenas de religiosos llevada a cabo en septiembre de 2017.
Uno de estos últimos informó al sitio “Detenidos de opinión” el 8 de enero pasado que Sheij Awadh al Qurni perdió 25 kgs después de su arresto y fue hospitalizado a mediados de diciembre de 2018 debido al deterioro de su estado de salud.
Él fue arrestado al mismo tiempo que otros religiosos como Salman al Auda, Ali al Omari, Mohammad al Habdan, Goram al Bishi, Mohammad Abdel Aziz al Jodeiri, Ibrahim al Harethi, Hassan Ibrahim al Maliki y otros …
Entre las acusaciones que se le atribuyeron durante sus juicios en septiembre de 2018 estuvieron el apoyo al terrorismo o a los Hermanos Musulmanes.
Está claro que el destino de estos religiosos nunca es planteado por las organizaciones de derechos humanos como sucede en el caso de los príncipes, los activistas políticos o pro-derechos humanos, y especialmente de las mujeres.
Source: Diverso