El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, repitió recientemente sus antiguas amenazas de atacar las instalaciones nucleares de Irán con sus aviones. Esta vez, sin embargo, precisó el tipo de aviones que pensaba utilizar: los F-35 estadounidenses de los que la entidad sionista ha recibido una docena y espera otros 40 más.
Tales amenazas no han sido tomadas en serio por los analistas ni por los propios iraníes, uno de cuyos parlamentarios afirmó que no le llevaría a Irán “más de media hora” reducir a cenizas a la entidad sionista.
“El primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, amenazó con atacar Irán con los F-35, pero todo el mundo sabe que él es un fanfarrón y que sus amenazas son huecas puesto que su patrón estadounidense, sin cuyo consentimiento Israel no puede mover el dedo meñique, ni siquiera ha pensado en utilizar el F-35 en el marco de un enfrentamiento con Irán”, señaló el periódico Rai al Youm.
El problema de los aviones “furtivos” norteamericanos es que este programa ha estado plagado de fallos y problemas técnicos que han convertido, por ejemplo, al F-35 en el avión de combate más costoso de la historia de EEUU. Un informe de AFP publicado en marzo señaló que los F-35 acumulan 941 fallos críticos, incluyendo varios cientos que ponen la vida de sus pilotos en riesgo. El informe añade que el avión sufre problemas de precisión, de comunicación, de seguridad e incluso de durabilidad del propio aparato.
Las amenazas de Netanyahu llegan justo después de la destrucción de un sofisticado dron, el Global Hawk estadounidense, en el cielo del sur de Irán. Se trataba de un dron de última generación y furtivo, con un coste de 120 millones de dólares, pero los iraníes no tuvieron problema en derribarlo. En este sentido, no cabe olvidar que Irán tiene la capacidad de sorprender y todo el mundo cree que el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), que fue capaz de abatir el mencionado dron, puede igualmente abatir aviones “furtivos” como el F-35.
Después del derribo de un F-16 israelí por la defensa antiaérea siria, EEUU ha prohibido a Israel usar los F-35 sobre el suelo sirio. EEUU teme que un ataque israelí con F-35 lleve al derribo de uno o varios aparatos de este tipo, lo que supondría un duro golpe para la reputación ya maltrecha del avión y pérdidas millonarias para la industria de defensa estadounidense, que cuenta con vender tales aparatos a otros países.
El F-35 no es el único avión estadounidense en sufrir problemas. Los F-22 Raptor, cuyo despliegue en Qatar fue anunciado por EEUU con gran pompa, también padecen diversos fallos. Algunos responsables estadounidenses han informado de la existencia de “problemas técnicos” en algunos de estos aparatos de combate. Según el semanario National Times, Heather Wilson, secretario de la Fuerza Aérea de EEUU, dijo en marzo que 186 aparatos F-22 sufrían diversos defectos.
Un experto militar chino dijo en una entrevista con la cadena CCTV que el Ejército chino había interceptado un F-22. Él estimó que el F-22 no era completamente furtivo y que los radares chinos en el Mar de la China Meridional podían localizarlo.
Si Netanyahu busca detener el programa nuclear iraní a través de ataques aéreos, fracasará puesto que el escenario iraquí (el ataque israelí contra el reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981) no se repetirá en Irán, cuyos sitios nucleares son subterráneos e inaccesibles para los F-35.
Hay que tener en cuenta, finalmente, el tema de la respuesta de los misiles iraníes. Si el gobierno israelí pidió apresuradamente un alto el fuego con Hamas hace unos meses después de que el movimiento palestino lanzara unos pocos cientos de cohetes y misiles de corto alcance y pequeña cabeza explosiva contra Tel Aviv, todos pueden imaginar lo que supondría una respuesta de los grandes misiles iraníes de ojivas con cientos de kilos de alto explosivo.
La realidad es que Netanyahu vive en un estado de terror sin precedentes, puesto que Israel no ha ganado ninguna guerra desde 1967 y ya no está en condiciones de proteger su frente interno ni a sus colonos en caso de conflicto.