El Bipartisan Policy Center (BPC), un think tank con sede en Washington, ha anunciado un “riesgo extremadamente alto de suspensión de pagos a principios de septiembre” reproduciendo así las palabras del secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, a los senadores en mayo.
El gasto exorbitante del presupuesto federal, junto con un crecimiento de los ingresos relativamente bajo, está conduciendo rápidamente a una suspensión de pagos, señalan los expertos del BPC.
Un informe reciente del Departamento de Presupuesto del Congreso indica que el déficit alcanzó los 746.000 millones en los primeros tres trimestres del año fiscal en curso y podría superar el billón de dólares en diciembre.
El gasto presupuestario ha aumentado durante este período en 208.000 millones con respecto al año pasado, y los ingresos en solo 69.000 millones. En otras palabras, el Tesoro de EEUU se vacía tres veces más rápido de lo que se llena.
La mayoría de los expertos creen que la principal razón para la reducción de los ingresos del presupuesto público es la improvisada política fiscal del Presidente Trump, que busca favorecer a los más ricos. En diciembre de 2017, firmó la ley sobre la reforma fiscal más importante en la historia del país, que prometió durante su campaña electoral.
El impuesto de sociedades pasó del 35 al 21%, y el impuesto sobre el capital de las compañías estadounidenses bajó del 35% al 8% para transferencias y hasta el 15,5% para el efectivo.
Además, Donald Trump ha cambiado el impuesto sobre la renta de las personas físicas y ha reducido la lista de ciudadanos obligados a pagar el Tesoro el 40% de su herencia. Resultado: los ingresos fiscales del año en curso aumentaron en un 2-3% en lugar del esperado 5-6%.
Techo de la deuda alcanzado
El riesgo de suspensión de pagos a principios de septiembre es cada vez mayor debido a que el Departamento del Tesoro tendrá que pagar fondos sustanciales a los poseedores de la deuda pública estadounidense. Pero no hay suficiente dinero en la caja para eso.
El gobierno podría aplicar el método habitual: emitir un nuevo tramo de bonos en el mercado y utilizar el dinero obtenido para pagar a los detentadores de la deuda. Pero el hecho es que la deuda pública total excedió el límite de 22 billones a principios de marzo. Otros 500.000 millones se han agregado a esta cantidad en los últimos cuatro meses.
El gobierno no puede utilizar los préstamos derivados de nuevos bonos debido a restricciones legislativas sobre el monto de la deuda pública. Los expertos del BPC han pedido a los parlamentarios que aborden el problema con urgencia porque no queda mucho tiempo: el 26 de julio, el Congreso se irá de vacaciones durante un mes y medio.
“Los senadores serían irresponsables si ignoraran nuestro pronóstico. La única forma de evitar la suspensión de pagos de este año es elevar el techo de la deuda pública en las próximas dos semanas”, advirtió Shai Akabas, responsable de política económica del BPC.
El infinito no es el límite
Si los parlamentarios estadounidenses no aumentan el techo de la deuda pública de aquí a septiembre, el Departamento del Tesoro debería anunciar un incumplimiento de sus obligaciones actuales, lo que necesariamente daría lugar a una reducción de la calificación crediticia del país.
Además, la ausencia de nuevos bonos en el mercado debilitará significativamente la moneda estadounidense. Debido a la ausencia de la oportunidad de invertir, los que tienen dólares comenzarán a deshacerse de ellos y esto supondría un nuevo golpe para su estatus de moneda de reserva mundial en un momento en el que Rusia, China, Irán y otros países participan en un proceso de desdolarización.
Esto sin mencionar también que, de facto, la iniciativa política de aumentar el techo de la deuda pública debe provenir del presidente de EEUU. Depende de él convencer a los congresistas para que lo vuelvan a hacer.
La relación extremadamente tensa entre Donald Trump y el Congreso, dominado por los demócratas, complicará enormemente este proceso. En marzo, el Congreso ya bloqueó la intención del jefe de Estado de declarar un estado de emergencia en los estados fronterizos. Esto no había sucedido desde la adopción de la Ley Nacional de Emergencia en 1976.
Y después de la reciente cumbre del G20 en Osaka, el presidente de EEUU fue virtualmente acusado de traicionar los intereses de la seguridad nacional debido a su promesa de levantar las sanciones contra el gigante tecnológico chino Huawei, a pesar de que fue él quien estuvo en el origen de estas sanciones.
Como resultado, las posibilidades de un rápido aumento en el techo de la deuda pública son prácticamente nulas, y un incumplimiento técnico de sus obligaciones por parte de EEUU en las primeras semanas de septiembre es bastante plausible.
Source: Agencias