La liberación de Jan Sheijun y el colapso de los terroristas en el norte de Hama van a tener grandes consecuencias para el futuro de toda la provincia de Idleb, convertida en el último bastión de los terroristas y “rebeldes” en Siria.
El éxito en Idleb y en Hama abre la vía para liberar más territorio en Idleb y llegar a Yish al Shugur. Sin embargo, Turquía, que no logró proteger al Yaish Al Izza en Hama, está tratando desesperadamente de mantener sus puestos de observación, como el de Morek, que está rodeado por las tropas sirias. La protección y apoyo del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan no ha servido para impedir la debacle de los terroristas. Nada hacía pensar que la resistencia de los militantes se vendría abajo tan rápido en la última campaña lanzada en el mes de agosto por el Ejército sirio, aunque esto puede explicarse por las grandes pérdidas sufridas en hombres y material bélico por los grupos armados en los meses anteriores.
Damasco ignoró las advertencias del ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, sobre “no jugar con fuego”. Jan Sheijun está ahora bajo el total control de las tropas sirias y el puesto de observación turco de Morek está sitiado.
Rusia, por su parte, se ha puesto claramente del lado de Siria y dos F-35 rusos expulsaron a aviones turcos del espacio aéreo sirio en el primer incidente serio entre los dos países en años. Esto ha dejado claro a Erdogan que las reuniones de Astaná no han roto el aislamiento de Ankara frente a Rusia e Irán en el tema sirio. En realidad, Moscú está cansada de la política turca de apoyar indefinidamente a los grupos terroristas, incluyendo al Frente al Nusra, en Idleb, Hama, Latakia y otras partes. Putin ha dejado claro el apoyo ruso a la ofensiva siria en Idleb.
En realidad, Siria, Rusia e Irán no se dejan engañar por las tácticas dilatorias y las promesas incumplidas de Ankara, que ha tratado en todo momento de proteger a los terroristas situados en Idleb. El objetivo de Erdogan era chantajear al Estado sirio para que acepte sus condiciones políticas para una solución a la crisis, incluyendo la inclusión del grupo de los Hermanos Musulmanes en el gobierno, a cambio de poner fin a la ocupación de las organizaciones terroristas en Idleb y retirar a las fuerzas turcas ilegalmente desplegadas en el territorio sirio.
Sin embargo, Erdogan no comprendió que el liderazgo sirio, encabezado por el presidente Bashar al Assad, que no aceptó someterse a las condiciones estadounidenses y rehusó aceptar ningún compromiso relativo a la soberanía e independencia de Siria en los tiempos más difíciles, no iba a aceptar de ningún modo sus exigencias, en especial ahora que el país es más fuerte y es plenamente capaz de limpiar su territorio del terrorismo.
Violación de los compromisos de Astaná
Los terroristas han dejado en entredicho todos los compromisos alcanzados por Turquía supuestamente en su nombre. El líder del Frente Al Nusra, Abu Muhammad al Yulani, rechazó los acuerdos de Astaná y se negó a evacuar un área que iba a quedar supuestamente desmilitarizada, a entregar sus armas pesadas y medias y a dejar de bombardear las ciudades de Latakia y Hama y la base rusa de Hamaimim, en Latakia. El silencio de Turquía, que había prometido implementar este acuerdo, demostró que no había posibilidad de poner en práctica estos compromisos o restaurar la autoridad siria en la provincia de Idleb sin recurrir a la solución militar.
El propio gobierno turco violó también de manera flagrante su compromiso, recogido en el acuerdo de Astaná, de respetar la soberanía e independencia de Siria al establecer de forma conjunta con EEUU una zona de seguridad dentro del territorio sirio, en el noreste del país, de mayoría kurda.
Esto muestra que Erdogan lleva a cabo un doble juego. Por un lado, quiere aprovechar sus relaciones con Rusia e Irán para presionar a EEUU para que acepte sus demandas en relación a los kurdos. Por otro lado, busca mantener sus relaciones estratégicas con EEUU para chantajear a Rusia para que acepte su juego en Siria. En un reciente encuentro con su homólogo ucraniano, Erdogan dijo que no reconocía la adhesión de Crimea a la Federación Rusa.
Esto podría haber convencido a los rusos de que no tiene sentido dar más oportunidades a Erdogan o apostar por su distanciamiento de EEUU. El resto de Idleb debe ser liberado por la vía militar y Turquía no puede hacer nada para impedirlo.
Dentro de Turquía, el presidente del opositor Partido Popular Republicano (CHP) ha pedido a Erdogan que reconozca el fracaso de su política exterior, restaure sus relaciones con Siria y coopere con el presidente sirio, Bashar al Assad, según unos documentos de la oposición turca, que impulsa una conferencia que discutirá el tema de Siria en un inmediato futuro. Assad ha invitado recientemente a una delegación de la oposición turca a visitar Damasco.
La pérdida de la alcaldía de Estambul por una amplia mayoría el pasado 23 de Junio ha debilitado la moral de los cuadros y líderes del AKP, el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdogan. Otros partidos formados por el antiguo primer ministro, Ahmet Davutoglu, y el ex ministro de Economía, Ali Babacan, dos antiguos prominentes líderes del AKP, pueden desviar muchos votos de la fuerza política liderada por Erdogan y acabar con su mayoría en el Parlamento o incluso dar una victoria al CHP, que ahora domina las municipalidades de las principales ciudades: Estambul, Ankara, Izmir y Antalya.
En este contexto, el fracaso de su política exterior en Siria, y su intervencionismo en otros países árabes, como Libia, Iraq o Egipto, pueden costar caro a Erdogan. Habrá que ver si este comprende que su apuesta en Siria ha fracasado e intenta dar marcha atrás en su apoyo a los terroristas o sigue el rumbo de estos hacia el abismo.