El presidente sirio Bashar al Assad está lanzando una campaña mediática intensiva y directa a través de los medios rusos con todos sus canales, con el fin de enviar mensajes bien estudiados a muchas partes involucradas en la guerra siria, especialmente Turquía y EEUU.
Después de una larga entrevista con Russia Today, que se ha difundido por todo el mundo, Assad concedió otra entrevista en menos de una semana al canal de televisión en ruso “Rusia 24”, que fue traducida y transmitida en el canal Russia Today y Sputnik..
El denominador común de todos los capítulos de esta campaña es el petróleo y el gas, la ocupación estadounidense de varios pozos y reservas de petróleo en el este del Éufrates, en el noreste de Siria, y la elección de los medios rusos como una plataforma parece reflejar un plan ruso-sirio para enfrentar formalmente esta ocupación. No abordó otros problemas importantes, como la presencia militar turca en el noroeste de Siria, pero el problema parece ser una cuestión de prioridades, con el petróleo probablemente en la cima de las mismas.
El presidente Assad, en su primera entrevista con el canal en inglés Russia Today, estaba ansioso por descubrir un secreto importante: la conspiración árabe-estadounidense contra Siria pasó a la ejecución militar y de seguridad cuando el gobierno acordó construir un oleoducto y gaseoducto hacia el Mediterráneo. Esto significa que las exportaciones de petróleo iraní no deberían limitarse solo al Estrecho de Ormuz. En su reciente discurso, aseguró de que su gobierno presentaría una queja formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el robo de petróleo sirio por EEUU a pesar de saber que esta queja permanecerá en los cajones y la ONU no hará nada porque EEUU tiene derecho de veto. Él describió a EEUU como un “cuasi-estado” gobernado por bandas mafiosas y basado en el principio de la fuerza.
Muchos hechos y declaraciones oficiales confirman que el petróleo y el gas son la razón principal y real de la presencia de los aproximadamente 800 militares estadounidenses en Siria, que ocupan las reservas sirias de petróleo y gas al este de Deir Ezzor, con el pretexto de evitar que las fuerzas del Daesh pongan su mano en estas instalaciones y financien sus actividades terroristas.
El presidente Trump no se avergonzó de decir: “Mantenemos el petróleo, tenemos petróleo, el petróleo es seguro, hemos dejado a las tropas allí solo por petróleo”, y el senador Lindsey Graham, uno de sus aliados y amigos más destacados, reveló que él estaba “trabajando con compañías petroleras estadounidenses para presionarlos para ir al este del Éufrates y construir una nueva infraestructura petrolera (exploración y refinerías) allí para permitir a los kurdos exportar su petróleo y ganar más dinero.
Estas declaraciones significan que la administración de EEUU está trabajando para implementar un plan para desconectar las áreas del este del Éufrates y su riqueza petrolera y agrícola del Estado sirio, y confiscarlas y emplearla de una forma u otra para financiar una entidad separatista kurda en la región, como la región del Kurdistán de Iraq.
El presidente Assad habló con franqueza de una nueva estrategia siria, respaldada por Rusia, de librar una guerra de guerrillas en dos frentes: el primero en el norte de Siria contra la presencia militar turca, que, según él es una ocupación destinada a traer un cambio demográfico en algunos territorios sirios fronterizos con Turquía. Los sirios no aceptarán la presencia de “extraños” en su territorio, refiriéndose a los militantes armados en el noreste de Siria y en Idleb y sus familias, que deberían establecerse en estas áreas según el plan turco. El segundo conflicto está en el Este del Éufrates contra las fuerzas de ocupación estadounidenses.
La transición de la guerra clásica, que actualmente libra el Ejército sirio en el campo de Idleb y Alepo y se completará con la restauración de todas estas áreas a la soberanía siria, a la guerra de guerrillas podría convertirse en una realidad dentro de pocos meses. La ocupación, ya sea turca o estadounidense, generará una resistencia militar popular para ponerle fin, como dijo Assad en la entrevista.
Las autoridades sirias se guían por tres experiencias de guerra de guerrillas a este respecto: la primera, el Hezbolá libanés, que logró liberar el cinturón de seguridad establecido por el régimen israelí en el sur. La segunda es la guerrilla iraquí contra la ocupación estadounidense y la tercera es la experiencia de los talibanes en Afganistán, que tomaron la mayor parte del territorio afgano e infligieron grandes bajas a las fuerzas de la OTAN. El Tesoro de EEUU ha gastado más de un billón de dólares hasta ahora en la guerra en ese país.
El Estado sirio no necesita las lecciones de la experiencia talibán, porque fue uno de los arquitectos de las dos primeras experiencias, a saber, en el Líbano e Iraq, y tiene una profunda experiencia en este contexto, sin mencionar la obtenida por sus fuerzas sirias clásicas frente a los grupos terroristas durante casi nueve años.
Días difíciles esperan a las fuerzas turcas y estadounidenses en Siria si la transición a la guerra de guerrillas acaba teniendo lugar.
Source: Rai al Youm