El presidente boliviano advirtió contra el estallido de una guerra civil en el país. Evo Morales, profundamente preocupado por la posible guerra civil de Bolivia, ha pedido un “diálogo nacional” y que sus partidarios no se vean arrastrados por la violencia. En una entrevista el domingo 17 de noviembre con la agencia de noticias española EFE, Morales lamentó que a las bandas se les pagara por sembrar discordia en el país, disfrazándose de paramilitares e infiltrándose en universidades.
Morales dijo que detrás del golpe, hay intereses transnacionales y en particular intereses estadounidenses: “EEUU fue el primero en reconocer el golpe de estado, lo que muestra su participación. (Y cuando queríamos salir del país), los estadounidenses llamaron al Ministro de Relaciones Exteriores (boliviano) para ofrecerle un avión para el transporte. Me dijeron que me llevarían a donde quisiera pero me negué. ¿Quién sabe a dónde me habrían llevado? ¡Quizás a Guantánamo!”
Los que estaban detrás del golpe dejaron que los aviones de combate volaran sobre reuniones masivas y los tanques y vehículos militares patrullaran los centros de las ciudades. Lo mismo es cierto para la policía antidisturbios y los helicópteros que golpearon a los manifestantes pro-Morales con munición real y gases lacrimógenos. Las caravanas del Ejército y la Policía aterrorizaron los barrios obreros. Los medios locales y las redes sociales informaron que muchos más fueron asesinados en ciudades cercanas a La Paz. Finalmente, se cortaron las estaciones de radio y televisión nacionales y locales.
Decenas de miles de trabajadores marcharon el jueves desde la ciudad de El Alto, predominantemente trabajadora e indígena, a la capital, La Paz, a una distancia de 24 km, exigiendo el derrocamiento del régimen que tomó el poder por un golpe de estado. Los manifestantes continuaron enfrentando la represión militar. Un trabajador indígena en El Alto expresó los sentimientos generalizados de los manifestantes al decirle a un periodista: “Estamos luchando aquí porque nunca más nos humillaremos arrodillándonos ante estos extraños que siempre nos han controlado y humillado”.
Jeanine Anez, vicepresidenta del Senado boliviano, se proclamó presidenta y nombró un gobierno de extrema derecha y un nuevo liderazgo del ejército para organizar la represión de la resistencia. Sin embargo, esta última ha seguido creciendo desde el golpe de estado respaldado por los estadounidenses que derrocó el domingo el gobierno del presidente Evo Morales.
El Centro Sindical Boliviano (COB), la principal confederación sindical, amenazó el martes con convocar una huelga general ilimitada si el régimen de Anez “no restablece el orden constitucional en 24 horas”. Sin embargo, no se ha hecho ningún otro anuncio.
Morales, quien fue salió de Bolivia por la Fuerza Aérea Mexicana, escapando de una orden de arresto y amenazas de grupos de extrema derecha, ahora llama a “conversaciones con los cuatro partidos del Congreso”, incluidos los que lideraron el golpe y se ofreció a regresar a Bolivia para ayudar a “pacificar el país”.
Source: Press TV