EEUU no solo ha rechazado la solicitud del gobierno y el Parlamento iraquíes de retirarse de Iraq, sino que no hay duda de que quiere prolongar su presencia allí.
Dado que Washington ha violado repetidamente la soberanía de este país, esta posición no ha sido inesperada. Está en armonía con la naturaleza misma de este poder imperialista que quiere monopolizar las riquezas del mundo entero. Sobre todo porque la administración de Donald Trump muestra más abiertamente sus inclinaciones hegemónicas.
“En esta etapa, cualquier delegación que vaya a Iraq sería responsable de discutir la mejor manera de reconfirmar nuestra asociación estratégica, no para discutir la retirada de las tropas”, dijo la portavoz de la diplomacia estadounidense Morgan Ortagus en un comunicado, informó AFP. Nada podría ser más claro y nítido.
El primer ministro iraquí, Adel Abdel Mahdi, había pedido previamente al secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, que enviara una delegación para organizar la retirada de los soldados estadounidenses de Iraq, que el Parlamento iraquí ha pedido.
“Le pedí que enviara representantes a Iraq para establecer los mecanismos necesarios para implementar la decisión del Parlamento de exigir una retirada segura de las tropas de Iraq”, dijo un comunicado.
El Parlamento iraquí votó en favor de expulsar a los 5.200 soldados estadounidenses desplegados en Iraq tras el ataque estadounidense que causó la muerte al jefe de la Fuerza Al Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), general Qassem Soleimani, y el segundo jefe del Hashid al Shaabi, Abu Mahdi al Muhandis.
En su mensaje a Pompeo, Adel Abdel Mahdi denunció las violaciones estadounidenses de la soberanía iraquí y destacó, entre otras cosas, de que “los aviones y las fuerzas estadounidenses cruzan la frontera sin la autorización del gobierno iraquí”.
Muchos políticos y diputados iraquíes a menudo repiten que es gracias a la ayuda de Irán que los iraquíes han logrado luchar contra el Daesh y acabar con él tan rápidamente. Especialmente dado que las fuerzas entrenadas por EEUU colapsaron durante la invasión de esta milicia wahabí, cuyos vínculos se remontan al reino saudí, un aliado inquebrantable de los estadounidenses.
También resulta claro para los iraquíes que Washington ha querido explotar el advenimiento del Daesh para justificar su regreso y perpetuar su presencia en este país rico en hidrocarburos.
Esta voluntad se ve en la siguiente parte de la declaración de Ortagus, en la que dijo que Washington quiere tener una “discusión” con el gobierno iraquí “no solo sobre seguridad, sino también sobre nuestra asociación financiera, económica y diplomática”, dijo.
Estos términos significan que Washington no aceptará que Iraq pueda abrirse a otros países, como China y Rusia, como el primer ministro Adel Abdel Mahdi intentó hacer cuando abrió su país a las inversiones chinas y los armamentos rusos. Esta es una de las razones por las que EEUU está enojado con él y ha promovido las protestas desde lejos que exigían su partida y nuevas elecciones parlamentarias.
Source: Diversas