El secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, habló sobre el tema del coronavirus, “ahora la primera preocupación de toda la humanidad”, en un discurso televisado en el que comparó “la batalla contra el coronavirus con una guerra mundial” en la que cada individuo debe asumir sus responsabilidades.
He aquí los principales puntos de su discurso:
Voy a hablar sobre esta pandemia, porque el coronavirus es ahora la primera preocupación de todos en la Tierra, y esto antes que todas las demás cuestiones.
No puedo hablar como experto médico en este tema. Sin embargo, tengo la intención de abordarlo en relación a las responsabilidades.
Sabed que estamos enfrentando una batalla que es comparable a una guerra mundial porque todos los Estados en el mundo se enfrentan a este virus. Es por algo que la OMS lo llamó una pandemia.
Ahora, en esta batalla, como en cualquier otra, y aquí hablo como experto en las batallas de la resistencia, hay un enemigo y hay unos objetivos. Y en cualquier batalla generalmente lo primero que se hace es identificar al enemigo para definir los medios de defensa y de resistencia. En este caso, el enemigo es un virus del cual aún no conocemos todo su poder, pero su peligro se ha vuelto obvio, ya que amenaza directamente la vida de las personas.
No se trata de un enemigo que impone una guerra psicológica o económica que uno puede manejar en un lugar geográfico preciso o dentro de un marco preciso. Su amenaza cruza todas las fronteras, alcanza todos los continentes, afecta a todas las razas, categorías sociales y religiones. Este enemigo no se detiene en un número preciso de muertes; mata sin contar.
Los medios estadounidenses hablan de millones de vidas amenazadas solo en EEUU. Por lo tanto, nos enfrentamos a un enemigo amenazante y es importante ser conscientes de él para que podamos asumir nuestras responsabilidades y nuestro papel en la lucha.
Lo más peligroso en este enemigo no es que amenace la economía o el año escolar o universitario. Este tipo de cuestiones son recuperables, pero las vidas de las personas no lo son cuando morimos.
En esta batalla, hay una obviedad ineludible, que es esencial: la obligación de confrontar a este enemigo. La elección es, por lo tanto, la resistencia. La elección es ciertamente no rendirse ni limitarse a observar y esperar sin actuar. La decisión debe ser la confrontación y la resistencia.
La responsabilidad de la confrontación y la resistencia debe ser general y pública, por lo que, en el Líbano, la responsabilidad recae en el Estado, el Gobierno, los ministros, la Justicia, el Parlamento, el Ejército, la Policía y todas las instituciones públicas. También los libaneses ordinarios deben asumir su responsabilidad, al igual que los no libaneses que viven en el territorio del país, como los refugiados sirios, los refugiados palestinos en los campamentos… Todos tienen la responsabilidad para luchar contra la propagación de este virus.
En esta batalla, todos tienen un papel que jugar, a diferencia de otras batallas políticas o militares.
A la vanguardia de esta batalla están el Ministerio de salud, los hospitales, los médicos… En resumen, todos los miembros del sector sanitario. Ellos deben ser considerados como verdaderos combatientes.
El objetivo es poder definir nuestro papel en esta batalla, mientras esperamos encontrar un remedio. El objetivo es prevenir la propagación de este virus y reducir la pérdida de vidas humanas.
Dos objetivos y, por lo tanto, dos medios de resistencia: prevenir la propagación y tratar a los afectados. Y es posible lograr ambas metas.
Teórica y prácticamente es posible prevenir la propagación de este virus. China parece haber tenido éxito en ello.
En lo que se refiere al segundo objetivo, el tratamiento es posible. Podemos curar este virus. La curación es posible en la teoría y la práctica.
Entonces, ambos objetivos son alcanzables. Ciertamente requieren fuerza de voluntad, paciencia, resistencia, etc.
A la luz de esta presentación, se deben definir los siguientes puntos:
1- Para derrotar al enemigo en esta batalla, se requiere una verdadera solidaridad a nivel nacional, una cooperación y coordinación entre los medios y el Estado. Es necesario mantener una actitud positiva y el optimismo, y no abrir temas políticos para saldar cuentas. No quiero evocar todas las controversias provocadas o comentarlas, porque eso no conduce a ningún resultado. Por el contrario, causa resentimiento. Este no es el momento para la negatividad. Y evitemos el lenguaje partidista o comunitario.
2- Ciertamente, la responsabilidad de los gobiernos es indiscutible e ineludible, pero permítanme, como dignatario religioso, evocar la responsabilidad religiosa en la lucha contra este virus, porque es mi deber hacerlo.
En términos generales, los musulmanes, cristianos y judíos creen en el Día del Juicio, en el Día de la Resurrección, y saben que Dios ordenó a los hombres que preservaran la vida humana. Es un deber divino el luchar para preservar la vida y la salud de uno mismo, su familia y su entorno. Quien incumple este deber comete un gran pecado. Por tanto, es una obligación el respetar e implementar las medidas sanitarias que preservan la vida y salud de las personas en esta batalla. No es solo una cuestión legal, que será juzgada por un tribunal de hombres, sino que es una cuestión religiosa que tendrá graves consecuencias en el Día del Juicio.
Este factor divino es el más poderoso para resistir contra este virus. Una nación que asume una responsabilidad confiando en Dios, puede ganar esa batalla.
En el marco de este deber divino, las altas referencias religiosas cancelaron las ceremonias religiosas y es normal.
3- En esta batalla, se requiere un alto grado de transparencia. Por lo tanto, cualquier persona en el Líbano que dude de haber contraído este virus debe ir al hospital y aislarse.
El Ministerio de Salud ha mostrado transparencia. El primer caso fue reportado por el Ministerio de Salud. Todos los casos han sido reportados por el Ministerio de Salud y anunciados al público, excepto aquellos en que los propios afectados ocultaron su situación y solo fueron declarados infectados cuando empeoraron.
La cuestión de la transparencia y la honestidad es un problema en el mundo, Gran Bretaña ocultó al principio el número de personas afectadas por este virus. Ayer habló de diez mil casos probable, mientras que hace unos días solo hablaba de diez. En EEUU, Trump habló de 36.000 muertes causados por el H1N1 (una variedad de gripe) para minimizar la amenaza del coronavirus y dijo que si la vida económica se desarrolló normalmente con el virus de aquella gripe, entonces, ¿por qué tanto ruido con este virus? ¡Ahora ha cambiado su tono!
Trump se enfrenta a serios problemas. El gobernador de Ohio dijo a la CNN que en su estado puede haber hasta 100.000 infectados y no se pueden hacer todas las pruebas de detección por falta de medios. Trump es un gran mentiroso y su secretario de Estado (Mike Pompeo) se atreve a acusar al Estado iraní de mentirle a su pueblo. Por el contrario, las autoridades iraníes han tenido el coraje de nombrar a los funcionarios iraníes que están afectados por la enfermedad.
Estos funcionarios iraníes que han sido infectados están participando en el terreno junto con su gente en la lucha contra la propagación de este virus.
Si EEUU quiere ofrecer ayuda al pueblo iraní, que levante las sanciones. Eso es suficiente. Los iraníes no necesitan ayuda, solo que les dejen en paz.
4- Respetar completamente las decisiones del gobierno libanés. Si es necesario cerrar restaurantes, cafeterías, escuelas, entonces sí, hay que hacerlo. Son medidas que deben respetarse.
Lo más importante es detener las asambleas y practicar el aislamiento, quedarse en casa y solo salir de ella si es necesario.
Debemos comportarnos y aceptar estas medidas como si estuviéramos en tiempos de guerra, excepto que esta guerra es bacteriológica. No estamos en vacaciones para ir a esquiar con niños o ir al campo a organizar almuerzos o cenas familiares al aire libre. Del mismo modo, no se trata de organizar o participar en actividades culturales o religiosas, como ceremonias de conmemoración de mártires o ceremonias de duelo de mártires si caen algunos nuevos. Depende de las familias de los mártires cancelar este tipo de reuniones y contentarse con ceremonias de duelo restringidas solo a los miembros de la familia, sin invitar a las gentes del pueblo, incluso si esa es una buena tradición entre nosotros.
Este virus es amenazador, pero la lucha contra él es fácil.
5- Prestar más atención y fortalecer el sector de la salud pública y apoyarlo por todos los medios, porque estos médicos y enfermeras están en la primera línea de esta batalla.
6- Hezbolá está listo para ofrecer al gobierno libanés todas sus capacidades humanas, logísticas y médicas para ayudar al Ministerio de Salud.
Tenemos que saber aprovechar las experiencias de otros países como Italia, Francia, Irán, China, porque el tiempo es un factor muy importante. Cuanto más aprendamos de las experiencias de otros países, más tiempo ahorraremos para limitar la propagación de este virus aquí.
7- La solidaridad social es importante. Así por ejemplo, al cerrar restaurantes, gimnasios, cafeterías, etc., forzamos a muchos empleados a ir al paro y, por lo tanto, es importante fomentar la solidaridad social, que los ricos ayuden a los necesitados, que se apoye a las familias que sufren dificultades financieras, organizar la recaudación de fondos, la ayuda social, las acciones voluntarias etc.
8- Si el Estado libanés decide imponer el estado de emergencia, no estaremos en contra de ello. Es una decisión que solo él tiene derecho a tomar en el interés público. En algunos países, los bancos han dicho que están listos para ofrecer apoyo financiero a sus respectivos países, sin prestar a altas tasas de interés. Espero que los bancos en el Líbano hagan lo mismo.
En esta batalla, debemos armarnos con fe en la misericordia de Dios. Este Todopoderoso que es capaz de todo, debe estar presente en nuestra mente y en nuestro corazón en toda batalla. Es importante refugiarse en Dios y pedirle que nos apoye. Esta batalla requiere mantener la esperanza, la resistencia, la fuerza de voluntad y la paciencia.
La cuestión económica y financiera del Líbano
El gobierno de Hassan Diab ha anunciado que su prioridad es salvar al país económicamente. Para hacer esto, ha puesto en marcha un plan de rescate.
Sin embargo, a diferencia de los rumores, no hemos presentado un plan al gobierno, porque depende de él proponer el plan de rescate. Ciertamente tenemos nuestra visión de las cosas, pero no es nuestra responsabilidad. Debemos acordar un plan de rescate en el que todos participen.
La cuestión del FMI
Estamos con el gobierno en lo que se refiere a consultar con cualquier parte experta en el mundo que pueda ayudarlo en su plan de rescate para el país. Y, por lo tanto, no es cierto que nos hayamos opuesto a cualquier ayuda extranjera al Líbano. Si esta es ofrecida incondicionalmente, por el contrario, es bienvenida. Cualquier ayuda financiera o préstamo es bienvenido siempre que respete las condiciones del Estado libanés. Así por ejemplo, si se nos otorga un préstamo con la condición de naturalizar a los refugiados palestinos, ¿quién se atreverá en el Líbano a aceptar tal condición? Esto va contra la Constitución y contra el interés nacional.
Tomemos otro ejemplo: que nos ofrezca un préstamo con la condición de que aumentemos el IVA en un 15 por ciento. Por supuesto, estamos en contra de este préstamo. Además, ¿quién puede aceptar tal condición hoy? ¡Hace unos meses, un gobierno de unidad nacional, compuesto por todas las fuerzas políticas del país, se disolvió por haber agregado algunos céntimos al precio de WhatsApp!
Por lo tanto, nuestra posición es clara: no aceptamos poner al Líbano bajo la supervisión del FMI ni de nadie, pero ¿quién acepta en el Líbano que el país quede bajo la supervisión de alguien?
Si el FMI ofrece ayuda respetando las condiciones de la Constitución y en interés nacional, entonces la recibiremos con los brazos abiertos. Tomemos, por ejemplo, el Proyecto de Cedro que pedía reformas. No estábamos en contra de él, pero si se ofrece ayuda con condiciones que buscan explotar al país, ciertamente no podemos aceptarlo.
Entre las opciones de solución a la crisis por la que atraviesa el país, debemos pensar en el papel de los bancos. Pueden ofrecer su ayuda financiera al Estado, fortaleciendo los sectores de producción y apoyando a las pequeñas y medianas empresas.
Estos bancos han recaudado decenas de miles de millones de dólares en el Líbano, y han logrado transferir su capital y el de ciertas personas al exterior, por lo que les aconsejo que actúen por una vez de manera patriótica y humanitaria al sacrificar parte de sus intereses para evitar el colapso financiero del país.
Debe recordarse a estos bancos que este sacrificio no es comparable al sacrificio de sangre que los libaneses han ofrecido para mantener al Líbano como país libre e independiente. Las familias han sacrificado a sus seres queridos para preservar la dignidad y la seguridad del país. Y así, los banqueros deben asumir sus responsabilidades y ofrecer su ayuda al gobierno, como hacen varios bancos en otros países. Es su deber moral y humano.
Para concluir, una palabra sobre los últimos acontecimientos en Iraq. Condenamos la agresión de EEUU contra sitios civiles y militares en Iraq, como el Aeropuerto Internacional de Kerbala. Este acto es una violación flagrante de la soberanía iraquí. EEUU ha actuado con arrogancia y estupidez. Sus acciones tendrán consecuencias que resultarán contraproducentes para la ocupación estadounidense. Y estas ya han comenzado a producirse.
Source: Al Manar