El presidente francés, Emmanuel Macron, parece estar buscando un entendimiento con todas las fuerzas libanesas, incluyendo Hezbolá, como ha reflejado su visita reciente al Líbano.
El presidente francés ha pedido un gobierno de unidad nacional en el Líbano y ha rechazado los llamamientos que pudieran implicar tensiones comunitarias o la pérdida de un tiempo valioso, como los llamamientos a unas elecciones anticipadas. Él se mostró contrario en este sentido a aquellos que buscaban incitar contra Hezbolá, tal y como expresó durante un encuentro en el Palacio de Al Sanawar, en Beirut.
Algunos líderes del 14 de febrero creyeron que con el incidente del puerto de Beirut el 4 de agosto podrían buscar réditos políticos atacando al gobierno de Diab, que estuvo apoyado por las fuerzas de la coalición del 8 de Marzo, y a Hezbolá. Ellos creían que podrían repetir el escenario de 2005, cuando el asesinato del primer ministro Rafiq Hariri sirvió como un pretexto para llevar a cabo protestas contra la presencia de Siria y contra sus aliados en el Líbano. Ellos creían que Macron adoptaría un papel similar al que tuvo Jacques Chirac en aquel año para apoyar a las fuerzas pro-occidentales y anti-sirias.
Macron, sin embargo, los decepcionó. Él se reunió con representantes de ocho fuerzas políticas libanesas, invitadas por la Embajada de Francia, para reunirse con él en el Palacio de Al Sanawar: Saad Hariri (Corriente del Futuro), Muhammad Raad (Hezbolá), Gebran Bassil (Movimiento Patriótico Libre), Sami Gemayel (Falange), Ibrahim Azar (que representaba al Movimiento Amal liderado por Nabih Berri) Walid Yumblatt (Partido Socialista Progresista), Suleiman Franyieh (Movimiento al Marada) y Samir Geagea (Fuerzas Libanesas).
Según el diario Al Akhbar, el presidente francés llevó cuatro mensajes a dichos líderes:
– La necesidad de organizar un diálogo interno.
– La necesidad de implementar reformas económicas antes de principios de septiembre.
– La formación de un gobierno de unidad nacional.
– La necesidad de no perder tiempo con desacuerdos importantes.
Macron tuvo cuidado en no alinearse con las fuerzas del 14 de Marzo, que pedían un gobierno neutral, elecciones anticipadas y una investigación internacional sobre la explosión en el puerto, demandas todas estas que se vieron desechadas. El presidente francés se inclinó por un gobierno de unidad nacional “sin excluir a nadie”.
Cabe señalar que el encuentro de Macron con los representantes de los ocho grupos tuvo lugar después de que él hubiera tenido reunión exclusivamente con el representante de Hezbolá, el presidente del grupo parlamentario Lealtad a la Resistencia Mohammad Raad, y la conversación entre ellos se prolongó más allá de lo esperado. Fuentes de Hezbolá no han desvelado lo que se trató en la reunión, pero se trató de un primer encuentro entre el presidente francés y el partido libanés, incluido en la lista negra de EEUU. Él rechazó una reunión uno a uno con los líderes de los otros partidos y prefirió una reunión con todos ellos al mismo tiempo, lo cual constituye una deferencia política a Hezbolá y a su credibilidad en los esfuerzos para combatir la corrupción.
Francia busca así tener contactos privilegiados con Hezbolá, como evidencia su rechazo a colocar al partido en la lista negra de Francia o la UE, tal como pedían estadounidenses e israelíes. Francia ve el papel de Hezbolá como fundamental para prevenir el estallido de una crisis económica aguda y un caos de seguridad en el Líbano.
Pero los esfuerzos de Macron no se limitan únicamente al Líbano. En cuanto a Irán también, parece que Francia quiere hacer algo con respecto al enfrentamiento entre Teherán y Washington, unos meses antes de las elecciones presidenciales en EEUU. En el proceso, Irán acaba de anunciar que algunos de sus activos han sido liberados gracias a los esfuerzos de Alemania y Reino Unido. Macron también ha ofrecido a Irán integrarse en el grupo internacional de apoyo al Líbano.
Esto tiene lugar en el contexto de una agudización del enfrentamiento entre Francia y Turquía, que acaba de criticar la reciente visita de Macron al Líbano presentándole con un intento neocolonialista. Macron, por su parte, se refirió durante su visita a Beirut a lo que llamó “la intervención turca en el norte del Líbano” recordando las “consecuencias” de tales intervenciones en “otros lugares” (refiriéndose a Libia, que está siendo testigo de un intenso conflicto franco-turco). Francia teme también la creciente presencia de China en el Líbano, que iría en detrimento de los intereses franceses allí.
En resumen, los franceses parecen haber deducido que las sanciones de los países occidentales acaban por volverse contra ellos mismos y abren las puertas a la presencia creciente de otros países como China o Turquía en detrimento de sus intereses. En este sentido, Macron parece haber inaugurado una bienvenida tendencia hacia el realismo en la esfera europea.