Durante los últimos cuatro años, Irán ha trabajado incansablemente para fortalecer su posición militar y económica en cooperación con China y Rusia. Ambos países están ahora involucrados en la infraestructura portuaria y petrolera de Irán y contribuyen a sus capacidades defensivas. Esta cooperación da como resultado, por un lado, la ineficacia del mecanismo de máxima presión estadounidense contra Teherán y, por otro, la indiferencia de Irán ante la solicitud de interacción de Biden.
En 2016, Teherán y Pekín sentaron las bases para una asociación de 25 años como parte de un proyecto chino más grande: “El Cinturón y la Ruta”. Los líderes iraníes hoy ven las relaciones con China no solo como un medio para contrarrestar las sanciones de Washington, sino también como una fuente de asistencia financiera, militar y tecnológica.
China siempre ha sido crítica con las políticas de sanciones de EEUU contra Irán. El representante de China ante las Naciones Unidas, Zhang Jun, escribió que las sanciones de EEUU contra Irán no tienen ningún efecto legal, político o pragmático. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China también acusó a EEUU de violar repetidamente el derecho internacional con la aprobación de tales sanciones y pidió a Washington que ponga fin a tales prácticas.
China tiene previsto invertir 400.000 millones de dólares para modernizar las industrias de petróleo, gas y petroquímica de Irán, así como su sector del transporte. Pekín también quiere brindar el apoyo necesario para reconstruir los puertos iraníes de Chabahar y Jask considerados esenciales para la exportación de petróleo iraní a través de una ruta diferente al Estrecho de Ormuz. La expansión de los dos puertos socavará los esfuerzos de EEUU para frenar las exportaciones de petróleo iraní.
Rusia, por su parte, desafía también abiertamente la posición de Washington contra Teherán. En respuesta a las nuevas sanciones de EEUU establecidas en septiembre pasado, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Riabkov, dijo a los periodistas: “No tememos las sanciones de EEUU. Estamos acostumbrados. Estas sanciones no afectarán a nuestra política. Nuestra cooperación con Irán tiene varios aspectos y un nuevo decreto no tendrá ningún efecto en nuestro enfoque. Cuando Washington intensificó las sanciones en octubre, los dos países se comprometieron a aumentar la cooperación económica, el comercio bilateral y la seguridad regional.”
En julio pasado, el jefe de la diplomacia iraní, Mohammad Yavad Zarif, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, discutieron la expansión de la alianza Teherán-Moscú y abogaron una extensión del acuerdo de diciembre de 2001. Por su parte, Rusia desea tener acceso a bases en Irán para sus objetivos aéreos y navales.
China y Rusia tienen intereses comunes en su oposición a las sanciones de EEUU contra Irán. Funcionarios chinos y rusos anunciaron en la Conferencia de Estudios Regionales de Pekín que comparten un objetivo que es poner en marcha un sistema multipolar que reemplace al unipolar impuesto por EEUU. Zarif hizo comentarios similares anunciando en un tuit que su país rechaza el unilateralismo estadounidense.
Biden se da cuenta de que necesita iniciar conversaciones con Irán. Dijo que EEUU volvería al acuerdo nuclear nuevamente, si Irán hacía lo mismo. De hecho, la futura administración estadounidense parece estar convencida de que es imposible ignorar la importancia de Irán en la región. Sin embargo, una eventual mejora de las relaciones entre Teherán y Washington no afectará a la alianza establecida por Irán con Rusia y China.
Source: Press TV