EEUU se encuentra en la cúspide de una fase en la que los factores están lo suficientemente maduros como para desencadenar una guerra civil, reveló la revista Foreign Policy, citando nuevos llamamientos a un conflicto civil dentro de la sociedad.
“La guerra civil no ha terminado oficialmente”, escribió la revista, recordando la insurgencia que tuvo lugar en el Capitolio el 6 de enero y el auge del extremismo doméstico violento, que dispararon la alarma sobre un posible deslizamiento hacia una guerra civil en este país.
Citando los factores detrás del estallido de guerras civiles, enumeró tres, a saber: “divisiones dentro de las élites, profundas divisiones sobre la identidad y una sociedad políticamente dividida”.
Ahora estos factores abundan después del fracaso de las promesas para lograr la prosperidad y especialmente las promesas del ex presidente Ronald Reagan en sus políticas económicas”.
“La revista explicó que los recientes acontecimientos políticos, sumados a las divisiones marcadas en las recientes elecciones presidenciales, están acelerando los factores de una violenta explosión política”, dadas las divisiones resultantes de “la identificación de la identidad nacional con elementos étnicos, religiosos o de clase.”
Foreign Policy citó las divisiones dentro del Partido Republicano donde se producen acusaciones entre sus líderes sobre la lealtad al ex presidente Donald Trump. Según la revista, esto tuvo como resultado “una retirada de las élites económicas, sociales y políticas y de muchos simpatizantes del partido, porque todos los que no están de acuerdo con estos sectores (pro-Trump) son malos y están trabajando activamente para destruir la cohesión de la sociedad”.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) registró el mes pasado un aumento en las ventas de armas cortas del 24%, es decir 8,5 millones de piezas.
Según datos del FBI, las ventas volvieron a subir después de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, un 49% más que el año anterior.
En 2019, las solicitudes de verificación de antecedentes penales para adquirir armas fueron de 13 millones y subieron a 21 millones en 2020.
Source: Diversas