A pesar de la superioridad numérica y material del ejército afgano, los talibanes han tomado Kabul y ahora controlan todo el país. Una conquista asombrosa que puede explicarse por el sistema implementado en 2020 por los insurgentes que sobornaron a los oficiales afganos para que se rindieran, revela el Washington Post.
Los talibanes han vuelto al poder en Afganistán. Su presidente, Ashraf Ghani, abandonó el país el domingo. El ministro del Interior, Abdul Sattar Mirzakwal, se refirió a las negociaciones en curso sobre una “transferencia pacífica del poder”. Muchas embajadas evacúan a sus ciudadanos y personal.
En julio, los insurgentes afirmaron controlar más del 85% del territorio afgano. El 15 de agosto tomaron Kabul, la capital del país, sin luchar.
Derrota militar
La debacle militar y política del gobierno afgano comenzó en 2020, argumenta el Washington Post.
Según el diario, que se refiere a un oficial afgano y un funcionario estadounidense, a principios de 2020 los talibanes comenzaron a sobornar a funcionarios afganos de segundo nivel. Los insurgentes ofrecieron dinero a cambio de entregar sus armas. Según un oficial de policía de Kandahar, los talibanes estaban ofreciendo alrededor de 150 dólares (127 euros).
Una estratagema descrita por funcionarios afganos como un “acuerdo de alto el fuego”. Si inicialmente estos acuerdos se hicieron a nivel local, luego se extendieron rápidamente al nivel de distrito y más tarde a las provincias, dijeron una docena de oficiales, policías y miembros de las fuerzas especiales afganas entrevistados por el Washington Post.
El efecto desmoralizador del acuerdo de Doha
Los talibanes han capitalizado la incertidumbre provocada por el acuerdo de febrero de 2020 alcanzado en Doha, Qatar, entre el grupo y la administración Trump, que contemplaba una retirada estadounidense completa de Afganistán.
Esto fue un golpe que desmoralizó a muchos afganos. Los meses siguientes estuvieron marcados por rendiciones negociadas, pero fue solo después del anuncio de Biden de la retirada de las tropas estadounidenses que aquellas cobraron impulso.
Mientras que algunos funcionarios afganos cedieron a la tentación del dinero, otros querían asegurarse su lugar con los futuros vencedores. De hecho, según el diario, a varios agentes de policía no se les pagó durante seis a nueve meses.
“Vieron este acuerdo (de Doha) como el final. El día que se firmó, vimos el cambio. Todos pensaban solo en sí mismos. Era como si EEUU nos hubiera fallado”, lamenta un oficial.
“Superioridad del ejército afgano”
La realidad de los hechos contradice las afirmaciones sobre la superioridad material y numérica del ejército afgano, respaldado por EEUU.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca a principios de julio, Joe Biden fue categórico: el ejército afgano está “mejor entrenado y mejor equipado” y es “más competente”.
Así, para el presidente estadounidense, las fuerzas afganas eran perfectamente capaces de actuar por sí mismas contra los talibanes, insistiendo en que su entrenamiento era superior al de los talibanes y que tenían todas las armas necesarias para derrotarlos. Según Biden, las tropas del país sumaban 300.000 soldados y una fuerza aérea, en comparación con solo 75.000 combatientes en las filas de los talibanes.
“La probabilidad de que los talibanes invadan todo el país es muy baja”, concluyó el 8 de julio.
Rendirse en Kandahar
Un oficial de las fuerzas especiales estacionado en Kandahar le dijo al Washington Post que se le ordenó que se rindiera y que no disparara “un solo tiro”.
La policía, por su parte, entregó las armas cuando los insurgentes talibanes se acercaron a la ciudad hace unos días.
No queriendo rendirse, los miembros de esta unidad de fuerzas especiales depusieron sus armas, se vistieron de civil y huyeron de sus puestos.
“Me avergüenza lo que hice”, dijo el oficial, y agregó que si no hubiera huido, su propio gobierno lo habría “vendido a los talibanes”.
Según algunos agentes de policía de Kandahar, la corrupción se había apoderado de las fuerzas gubernamentales.
“Honestamente, no creo que esto se pudiera haber arreglado. Creo que (las fuerzas del orden) necesitan algo completamente nuevo”, dijo el oficial de policía de Kandahar Ahmadullah Kandahari al Washington Post.
Source: Sputnik