Si bien los funcionarios saudíes anteriormente criticaban extraoficialmente la política estadounidense de Biden con respecto a Riad, ahora la cuestionan abiertamente al plantear implícitamente la posibilidad de reemplazar a Washington con Moscú en las relaciones internacionales de Arabia Saudí.
Un panorama de las relaciones actuales entre Arabia Saudí y EEUU revela graves tensiones. Pero, ¿cuáles son las principales razones de la frialdad de las relaciones, y, si Riad compra el sistema S-400 a Rusia, cuál será la respuesta esperada de Washington? ¿Ha abandonado la administración Biden sus compromisos de proteger a la familia real al retirar todos sus sistemas de defensa antiaéreos y antimisiles de Arabia Saudí? Aquí están las preguntas respondidas por Abdel Bari Atwan, director del diario Rai al-Youm.
Lo cierto es que las relaciones entre el Reino saudí y su aliado estadounidense van de mal en peor y en las últimas dos semanas han entrado en una fase de tensión sin precedentes, que puede convertirse en represalias y enfrentamientos políticos y económicos en los próximos meses.
Hay varios desarrollos documentados que confirman este deterioro de la relación entre las dos partes que se pueden resumir de la siguiente manera:
Primero, la nueva administración estadounidense ha retirado todos sus sistemas de defensa antimisiles, incluidos el Patriot y el THAAD de Arabia Saudí. Estos sistemas antimisiles se desplegaron allí en 2019 para proteger los objetivos estratégicos del país tras el implacable ataque con drones y misiles de la Resistencia yemení a las instalaciones de Aramco, la columna vertebral del sector petrolero saudí en la región de Baqiq.
Associated Press ha confirmado la implementación de la decisión de EEUU al publicar imágenes satelitales de los sitios de despliegue de estos sistemas ahora vacíos en el sureste de Riad, incluida la base aérea Príncipe Sultan.
El hecho de que Associated Press, cercana al círculo de toma de decisiones de la Casa Blanca, publicara tales imágenes significó que el propio Pentágono filtró las imágenes.
En segundo lugar, el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, a pesar de visitar Qatar, Kuwait y Bahrein, pospuso una visita a Arabia Saudí sine die citando un problema. La visita iba a tener lugar el pasado fin de semana como parte de una visita periódica a los estados del Golfo Pérsico.
En tercer lugar, Arabia Saudí mostró que las justificaciones estadounidenses para la cancelación del viaje son completamente infundadas y sin sentido, como lo demuestra el tuit del joven príncipe Satam bin Jalid Al Saud en su cuenta de Twitter que dice: “Este aplazamiento de la visita fue una decisión de Arabia Saudí. Arabia Saudí no acepta el dictado de ningún país y actúa sobre la base de los intereses comunes y el respeto mutuo. Cuando el Reino canceló la visita de Austin, recibió a Leonid Slutsky, presidente del Comité de Cooperación y Asuntos Internacionales de la Duma rusa”.
Dicho esto, se podría argumentar que esta es la primera vez que un miembro de la familia real saudí utiliza un discurso tan desafiante contra EEUU.
Además, el tuit del príncipe Sattam, cercano al príncipe heredero Mohammed bin Salman, envía el mensaje a EEUU de que si Washington no reconsiderara su política hacia Riad, Arabia Saudita estaría dispuesta a entablar un diálogo con Rusia, y que, en la política exterior saudí, EEUU podría ser fácilmente reemplazado por Rusia, lo que le costaría muy caro a la Casa Blanca.
Cuarto, el príncipe Turki al Faisal, ex jefe de inteligencia saudí, en una entrevista con la estación de televisión estadounidense CNBC instó a EEUU a cumplir con sus obligaciones con el Reino de Arabia Saudí y no retirar sus sistemas antiaéreos y antimiles, porque la retirada de estos sistemas indicaría malas intenciones por parte de EEUU.
Analistas estadounidenses, incluido Christian Ulricht, han confirmado que EEUU ha comenzado a aplicar la teoría de “EEUU primero” y ha abandonado a sus aliados en la región del Golfo Pérsico, en particular Arabia Saudí, a favor de sí mismo. EEUU ha puesto su enfoque en la alianza chino-rusa, a la que considera una seria amenaza directa para EEUU.
La retirada de los sistemas de misiles estadounidenses de Arabia Saudí se produjo cuando el movimiento de Resistencia yemení Ansarulá y sus aliados intensificaron los ataques con misiles y drones contra objetivos petroleros como las instalaciones de Aramco y la infraestructura militar y civil en las profundidades de Arabia Saudí.
La Resistencia yemení en su reciente ataque tuvo como objetivo el aeropuerto internacional de Abha, hiriendo a ocho personas y dañando varios aviones.
El ataque se llevó a cabo en respuesta a los ataques de aviones de combate saudíes contra las fuerzas del movimiento para evitar que avanzaran hacia la estratégica ciudad de Maarib.
El sistema de misiles Patriot de EEUU ha registrado un fracaso en la interceptación de misiles balísticos yemeníes, que atacan las instalaciones de Aramco con frecuencia.
Cada misil disparado desde este sistema, del que se jacta Arabia Saudí, cuesta tres millones de dólares. Para intentar interceptar y destruir cada misil balístico de la Resistencia yemení, que cuesta solo 3.000 dólares, las fuerzas saudíes se ven obligadas a disparar dos o tres misiles con un costo de 3 millones de dólares cada uno.
La primera amenaza directa de EEUU contra Arabia Saudí fue la decisión de Joe Biden de publicar documentos clasificados sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 hace unos días, coincidiendo con el anuncio de la cancelación de la visita del secretario de Defensa de EEUU por parte de Arabia Saudí y la entusiasta recepción de Riad reservada para un alto funcionario ruso.
La divulgación de estos documentos, especialmente si indica el apoyo financiero o logístico de las autoridades saudíes a los perpetradores de los ataques del 11-S, podría significar una luz verde para que los tribunales estadounidenses examinen las demandas presentadas por las familias de las víctimas, que buscan miles de millones de dólares en compensación bajo la Ley de Justicia contra los Patrocinadores del Terrorismo de EEUU (Jasta).
La administración Biden marginó el papel de Arabia Saudí en Afganistán e hizo de Qatar su principal base política y diplomática en el Golfo Pérsico y Oriente Medio. Esto marca el final de una relación estratégica entre los dos países, que se remonta a casi 88 años.
Source: Rai al Youm