La primera ministra británica, Theresa May, ha rechazado la petición del primer ministro Benyamin Netanyahu para imponer sanciones a Irán.
Durante un encuentro el pasado lunes 6 de febrero con May, Netanyahu llamó a los “países responsables” a seguir el ejemplo de EEUU que la semana anterior impuso sanciones contra algunas compañías e individuos iraníes tras una prueba de misiles realizada en Irán.
“Irán amenaza a Europa, amenaza a Occidente, amenaza al mundo”, dijo Netanyahu, conocido por su histeria anti-iraní, que está motivada, sobre todo, por su intento de crear una cortina de humo que tape los crímenes de su gobierno contra el pueblo palestino y sus robos de tierras palestinas para construir asentamientos.
May, sin embargo, prefirió ignorar los llamamientos de Netanyahu y no perdió tampoco su oportunidad de mostrar su apoyo al acuerdo nuclear del Grupo 5+1 e Irán. También mostró el apoyo británico a una solución de dos estados en el tema de Palestina, que está cada vez más lejos debido a la actividad israelí en los asentamientos.
La única concesión de Londres a Netanyahu parece haber sido una declaración retórica sobre “la supervisión minuciosa del acuerdo nuclear”, algo que ya se está produciendo de todas formas, y otra en el sentido de que “debemos permanecer vigilantes frente a las actividades desestabilizadoras de Irán en la región”, en palabras del portavoz de May.
Esta última manifestación supone una muestra de hipocresía británica, que apoya a los regímenes tiránicos de Arabia Saudí y Bahrein ignorando completamente la represión que sufren sus poblaciones a manos de los mismos. El régimen saudí trata de presentar la lucha por la libertad de los pueblos oprimidos de Bahrein y Yemen como una “injerencia de Irán” cuando sólo hay soldados saudíes y de sus aliados, y no iraníes, en ambos países.
No cabe duda también de que tales declaraciones sirven a los intereses económicos del Reino Unido, que continúa siendo, pese a las crecientes protestas en casa, uno de los principales suministradores de armas a Arabia Saudí y Bahrein, donde acaba de establecer una base naval.
En cuanto a Netanyahu, tras el revés de Londres buscará convencer a Donald Trump y su administración, compuesta por simpatizantes sionistas y ultras, de seguirle en su peligrosa aventura anti-iraní. Pero, dado el aislamiento internacional que el gobierno de EEUU sufre en relación al tema de Irán, que le ha obligado a dar marcha atrás con respecto a su intención de abandonar el acuerdo nuclear, es dudoso que el criminal de guerra israelí vaya a conseguir algo más que meras declaraciones retóricas.
Source: Agencias