El periódico norteamericano Wall Street Journal se ha hecho eco de los problemas que afronta en la actualidad la clase media saudí como reflejo de la crisis económica en el país.
El periódico menciona el caso de Mohammed Idris, un funcionario civil, que solía viajar a Londres una o dos veces al año, pero que ahora está pidiendo a su mujer e hijos que usen menos el automóvil familiar para ahorrar gasolina y ha instalado un panel solar en su casa para ahorrar electricidad.
Durante décadas, los ciudadanos saudíes, como Idris, disfrutaron de un alto nivel de vida en el país desértico debido a que los gobernantes saudíes gastaron cientos de miles de millones de dólares procedentes de las rentas petrolíferas con los que subsidiaron productos como el agua, el combustible y la electricidad.
Sin embargo, la fuerte caída en los precios del petróleo, la principal y casi única fuente de ingresos exteriores, ha obligado al gobierno a eliminar o recortar algunos de los beneficios y subsidios, encareciendo así la vida y dañando a su clase media, una parte de la sociedad que estaba libre hasta ahora de estos problemas.
La crisis ha llevado a muchos saudíes a recortar su nivel de vida, lo cual se traduce en recortar sus salidas a cenar fuera y frenar el gasto de consumo.
Según datos del FMI, Arabia Saudí sufrirá un déficit fiscal del 13,5% de su PIB este año. El reino está quemando sus reservas de divisas a un ritmo muy rápido mientras su economía está ralentizándose hasta el 1% anual. La inflación se dobló el pasado año y está ahora en el 4%.
Según Muhammad al Sheikh, un asesor financiero saudí, si el gasto continúa al ritmo actual, Arabia Saudí iría a la quiebra a principios de 2017.
La crisis de los precios es culpa de la propia Arabia Saudí cuyos dirigentes aumentaron la producción a niveles récord para hacer bajar los precios y dañar las economías de Rusia e Irán. Ahora, sin embargo, Irán está creciendo al 4% y su déficit es de sólo el 2,5%.
En diciembre, Arabia Saudí recortó sus subsidios de combustible, electricidad y agua tras registrar un déficit récord el año anterior. También planea recortar el dinero que gasta en salarios hasta el 40% del presupuesto en 2020 frente al 45% de la actualidad y subir los impuestos.
Esta situación tiene consecuencias políticas porque el impopular régimen de la Casa de los Saúd ha sobrevivido ofreciendo dinero y empleos gubernamentales para sobornar a su pueblo. Dos tercios de los trabajadores saudíes trabajan en el sector público.
Además de empleos bien pagados, los saudíes también recibían pagas extra y bonos. Cuando subió al trono a principios de 2015, el rey Salman ordenó una elevada paga extra a todos los empleados públicos.
Ahora, sin embargo, según el WSJ, los saudíes están hablando de la economía con ansiedad. “Creo que vamos a atravesar un período difícil”, dijo Imad al Mayid, un técnico de farmacia de Riad. “La gente va a sufrir”. El descontento es latente, señala el periódico.
“El descontento hasta ahora se ha expresado de una forma suave”, dijo Robin Mills, jefe ejecutivo de Qamar Energy, una empresa de consultoría con sede en Dubai. “Si la crisis continúa y comienza a afectar a los empleos, eso cambiará”.
Source: Periódicos