Tras un atentado cerca de un centro cultural kurdo en París que dejó varios muertos, los enfrentamientos entre la policía francesa y los manifestantes han convertido los céntricos distritos de la capital francesa en un escenario de guerra en las calles. Esta crisis ha incrementado la presión sobre los responsables del Elíseo tras el desafío de los chalecos amarillos y las manifestaciones contra el alto coste de la vida.
El viernes 23 de diciembre, poco antes del mediodía, se escucharon varios disparos en el décimo distrito de París. El tiroteo tuvo lugar en la rue d’Enghien, dentro del centro cultural kurdo y cerca de dos negocios cercanos, un restaurante y una peluquería.
No pasó mucho tiempo antes de que la motivación racista del autor se hiciera evidente. Durante este tiroteo en París, tres personas de origen kurdo, dos hombres y una mujer, resultaron muertas y al menos otras cuatro heridas, dos de ellas en situación de extrema gravedad. Al caer la noche, manifestantes enojados, incluidos kurdos que vivían en París, se reunieron alrededor del lugar del tiroteo.
Aunque las protestas fueron pacíficas al principio, gradualmente se tornaron violentas. Los manifestantes arrojaron varios objetos a los agentes de policía, derribaron contenedores de basura y mesas de restaurantes y dañaron automóviles. La policía antidisturbios usó gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes que protestaban por la inacción del gobierno francés y las fuerzas del orden en la defensa de los ciudadanos.
Las protestas continuaron el sábado 24 de diciembre. Algunos manifestantes volcaron y quemaron autos en la Place de la Republique, que se ha convertido en un lugar tradicional de protesta en la capital francesa. Según funcionarios franceses, durante estas manifestaciones para rendir homenaje a los tres kurdos asesinados, 11 personas fueron detenidas y 31 policías resultaron heridos.
La policía francesa arrestó al sospechoso de 69 años que, según las autoridades, había sido puesto en libertad recientemente en espera de juicio por un ataque con sable en un campamento de inmigrantes en la capital el año pasado. Confesó un odio “patológico” hacia los extranjeros.
Su custodia policial fue levantada el lunes por la mañana y será presentado a un juez de instrucción para una posible acusación, dijo la oficina del fiscal de París.
Se ha abierto una investigación judicial por asesinato y tentativa de asesinato por motivos de raza, etnia, nación o religión, así como por adquisición y tenencia no autorizada de armas, añadió la fiscalía, precisando que había solicitado la detención provisional del sospechoso.
Medios musulmanes acusan a las autoridades francesas de no calificar este hecho racista como “atentado terrorista” sino como el acto de un desequilibrado.
Source: Diversas