Más de 20 árabes israelíes (palestinos residentes en los territorios ocupados en 1948) fueron arrestados este viernes en “Israel” durante protestas en numerosas ciudades del país contra el asalto de la policía a la mezquita de Al-Aqsa, en la zona ocupada de Jerusalén Este.
Medios de prensa nacionales reportaron enfrentamientos y disturbios desde anoche y la madrugada de este viernes en diversas zonas, en especial en las ciudades mixtas o con mayoría árabe.
Según datos oficiales, esta comunidad suma 1,9 millones de personas, casi un 21 por ciento del total de la población israelí.
Un comunicado policial reportó que las principales marchas y choques se efectuaron en las localidades de Nazaret, Sakhnin, Baqa al Gharbiya y Kafr Manda, así como en la zona ocupada de Jerusalén Este.
En el barrio de Abu Tor, en esta última ciudad, se reportaron enfrentamientos entre los manifestantes, que arrojaron piedras y cócteles molotov y los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos y balas de gomas.
Escenas similares ocurrieron en Nazaret, Sakhnin y Kafr Manda, donde se quemaron neumáticos en señal de protesta contra el asalto al sitio religioso, tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, a los judíos solo se les permite visitar el sitio con numerosas condiciones, pero no rezar.
Sin embargo, bajo la creciente presión de los sectores de la derecha y ultraortodoxos aumentó el número de fieles de esa religión que intentan orar allí, lo cual es considerado por los musulmanes una provocación.
Con motivo de la Pascua las fuerzas del orden israelíes intentaron desalojar el martes en la noche a los palestinos presentes en el lugar para permitir la entrada de los judíos, lo cual inició una nueva escalada de violencia.
“Israel” ocupó la zona oriental de la metrópoli en la guerra de 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
De hecho, en 1980 las autoridades israelíes declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible del país, una postura rechazada por la comunidad internacional.
Source: Prensa Latina