Vencida la frágil tregua de tres días, los contrincantes sudaneses renovaron su guerra con fuego artillero, bombardeos aéreos y acusaciones mutuas mientras diplomáticos, extranjeros y sudaneses protagonizan una estampida al mundo exterior.
Los reportes sobre muertos y heridos en la pugna por el poder entre el presidente del Consejo Soberano de Transición (CST), general Abdel Fattah al Burhan; y el de la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, en inglés), de Mohamed Hamdan Dagalo, son confusos y las fuentes médicas reconocen la imposibilidad de asistir a las víctimas y recoger los cadáveres.
El informe más reciente cifra en más de 450 los muertos fatales y en unos tres mil 700 los heridos de los combates, pero las cifras son inferiores a la realidad tras la reanudación de los combates hoy.
En rigor la calma, aceptada por el fin del mes sagrado musulmán de Ramadán fue tensa y marcada por frecuentes violaciones.
En tanto, un portavoz de las RSF acusó al Ejército, leal a Burhan, de bombardear la zona residencial de Kalakla y destruir viviendas, mientras los militares aseguran que los milicianos utilizan a la población como escudos humanos.
La evidencia más tangible de la desconfianza general en una salida rápida al conflicto radica en la evacuación masiva de funcionarios de las embajadas, extranjeros e incluso de sudaneses fugitivos de la violencia extendida a otras zonas del país.
Source: Prensa Latina