Después de las visitas sorpresa del presidente sirio, Bashar al-Assad, tanto a Mascate como a Abu Dabi, la visita del ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí a Damasco, con una invitación a su presidente para visitar Riad, y la celebración de una reunión de Moscú de los ministros de defensa de Rusia, Irán, Turquía y Siria, la capital jordana, Amán, albergó el lunes una reunión de cinco países representados por sus ministros de relaciones exteriores: Siria, Arabia Saudí, Egipto, Iraq y el país anfitrión, Jordania.
Esta reunión a cinco bandas, que se produjo por iniciativa de Arabia Saudí, es una continuación de la reunión consultiva de Yeddah para alcanzar una fórmula adecuada que allane el camino para la participación de Siria en la próxima cumbre árabe en Riad, y encontrar la manera de que los países que se oponen a esta asistencia se bajen del árbol y acepten el estatus quo de manera “digna”.
El mensaje a estos países es claro: tenéis dos opciones. La primera es aceptar la presencia de Siria y su regreso a la Liga Árabe por la puerta saudí, y la segunda es vuestra ausencia, si os aferráis a esta oposición, y vuestors asientos estarán vacíos, al igual que dejasteis vacante el escaño de Siria en los últimos diez años, y seréis responsables de los resultados, el más destacado de los cuales será la ira de la mayoría de la opinión popular árabe.
Hay tres países que hasta el momento han declarado su oposición a este regreso: Qatar, Kuwait y el Reino de Marruecos. El pretexto mencionado es que las razones que llevaron a la congelación de la membresía siria no desaparecieron, y la principal de ellas es la ausencia de una solución política integral a la crisis.
La verdadera razón que los tres países evitan mencionar es que están “respondiendo” a una presión estadounidense muy fuerte para mantener a Siria fuera de la Liga Árabe, en línea con las sanciones de la ley “César” estadounidense, y el deseo de Washington de mantener el aislamiento sirio a nivel árabe, que se está erosionando rápidamente en estos días.
La Reunión del Quinteto de Amán, que incluye a los países árabes con más peso en el Oriente árabe en la actualidad (Arabia Saudí, Egipto, Iraq y Siria), puede tener como principal misión buscar una salida “diplomática” a este impasse, y lograr la aceptación del regreso por parte de los tres países enfrentados, o de la mayoría de ellos. Una iniciativa jordana de diez puntos que constituye una “hoja de ruta” para acabar con la crisis siria está previsto que se ponga en marcha en los próximos meses bajo la supervisión de un comité árabe conjunto.
La posibilidad más probable es que esta “hoja de ruta”, tras su aprobación por los cancilleres de la reunión de Ammán, sea presentada a la cumbre árabe de Riad para su aprobación, y en presencia de Siria, ya sea representada por el presidente Bashar al-Assad o quien él elija para que lo represente.
En unas sorprendentes e impactantes declaraciones de Ahmed Abdul-Gueit, secretario general de la Liga Árabe, al canal de televisión libanés “Al-Jadeed”, él admitió “que el presidente Bashar al-Assad ganó la guerra, la decidió militarmente en su favor y la restauración de su país en su asiento de la Liga es inevitable.” Creemos que esta declaración es un preludio directo de esta participación siria en la cumbre de la Liga. Este hombre no es un tomador de decisiones, y en la mayoría de los casos, si no en todos, refleja las posiciones del gobierno egipcio, no de su Liga Árabe, y el peso de Egipto en este tema no puede ni debe ser ignorado.
Los países que se oponen al regreso de Siria a la Liga Árabe, probablemente bajo la presión y los dictados de EEUU, esconden el sol detrás de sus dedos y se niegan a aceptar los actuales desarrollos radicales en la región árabe y el mundo.
Source: Rai al Youm