La reforma judicial que impulsa el Gobierno israelí genera un gran nivel de incertidumbre en la economía nacional, que se refleja en la depreciación de la moneda local, advirtió el gobernador del Banco Central, Amir Yaron.
En declaraciones a la prensa, Yaron estimó que la debilidad del séquel, que se depreció un 10 por ciento desde principios de año, provocó una inflación excesiva.
La incertidumbre puede tener costos económicos notables a corto plazo, alertó el funcionario.
Asimismo, criticó los cambios propuestos por el primer ministro Benyamin Netanyahu al señalar que es necesario mantener “la fortaleza y la independencia de las instituciones”.
El proyecto es muy cuestionado aquí porque restringiría la capacidad del Tribunal Supremo para rechazar leyes al permitirle al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por ese órgano.
Además, permitiría al Ejecutivo de extrema derecha controlar el nombramiento de los magistrados.
Yaron alertó que los cambios legislativos e institucionales podrían elevar la prima de riesgo del país y depreciar más la moneda, lo cual tendrá, a su vez, un impacto adverso en las exportaciones y una disminución en las inversiones internas y en la demanda de consumo privado.
En marzo último la agencia de calificación Moody’s afirmó que Israel enfrenta un riesgo económico a largo plazo debido a la reforma judicial.
“Si se implementan en su totalidad, los cambios propuestos podrían debilitar materialmente la fortaleza del poder judicial y, como tal, ser negativos para el crédito”, señaló la institución.
Además, subrayó, también podrían plantear riesgos a largo plazo para las perspectivas económicas, en particular las entradas de capital en el importante sector de alta tecnología.
En varias oportunidades numerosos economistas criticaron la idea de Netanyahu al citar sus efectos negativos.
“La reforma del sistema judicial pone en peligro la economía israelí y puede causar una caída en la calificación crediticia de Israel, llevar a los inversores a huir y provocar una fuga de cerebros”, advirtieron en enero más de 300 expertos, incluido el Premio Nobel Eric Maskin.
En febrero más de 50 destacados economistas de universidades estadounidenses, incluidos 11 premios Nobel, criticaron el plan en otra carta pública.
Source: Prensa Latina