En medio de las discusiones en curso que involucran a EEUU, la entidad sionista, naciones árabes y organismos regionales e internacionales sobre las negociaciones con la resistencia palestina, una atmósfera persistente de demora y obstrucción ha nublado el proceso.
A pesar de los esfuerzos por implementar una tregua de cinco días y ejecutar un intercambio de prisioneros, las negociaciones han encontrado obstáculos debido a la continua agresión israelí contra la Franja de Gaza.
Ziad Najála, secretario general del Movimiento Yihad Islámico, expresó sus preocupaciones en una declaración, insinuando una posible retirada de las negociaciones promocionadas por los medios: “El enfoque de negociación, particularmente en lo que respecta a nuestros prisioneros y las reacciones del enemigo, puede obligar al Movimiento Yihad a optar por no participar en el acuerdo discutido y retener a nuestros prisioneros para mejores condiciones”.
El punto muerto se atribuye principalmente a la postura obstructiva del enemigo sionista.
A pesar de la falta de avances militares sustanciales en la guerra en Gaza, las demandas del enemigo, particularmente en lo que respecta a la “ecuación de todos para todos” en el intercambio de civiles, mujeres y niños, siguen siendo polémicas.
La insistencia del enemigo en una lista completa de personal mientras se mantienen las hostilidades se considera inviable, considerando que muchas personas en esta categoría no están afiliadas al movimiento Hamas.
Además, los impedimentos surgen del intento del enemigo de limitar la edad de los niños reconocidos a 19 años, a diferencia de los 18 años de los soldados capturados, cuestionando así su condición de menores.
En particular, la resistencia propuso una resolución alternativa, sugiriendo intercambios de pagos supeditados a un alto el fuego.
Fundamentalmente, persisten desacuerdos con respecto a la definición de civil que hace el enemigo, categorizando únicamente a aquellos que no llevan vestimenta militar.
Esta postura ignora los casos en los que los soldados, detenidos durante la Operación Inundación de Al-Aqsa el 7 de octubre, vestían uniforme mientras eran capturados en estado de reposo.
La insistencia del enemigo en definir a los soldados exclusivamente como individuos arrestados mientras estaban armados y en uniforme complica aún más las negociaciones.
El criterio israelí para definir a los ciudadanos israelíes en cautiverio como aquellos sin doble nacionalidad excluye a numerosos prisioneros, lo que requiere negociaciones por parte de los respectivos países que poseen sus nacionalidades, lo que introduce una capa adicional de complejidad a las negociaciones.
Source: Al Manar