Aviones de combate estadounidenses atacaron este miércoles 24 de enero al amanecer las posiciones de la Resistencia iraquí (Hashid al-Shaabi) en la localidad de Al-Qaim, en la frontera entre Iraq y Siria, y en Jurf al-Nasr, en la provincia de Babel, al sur de Bagdad.
Los bombardeos en el sector de Al Qaim dejaron dos mártires y dos heridos, dijo a AFP un responsable del Ministerio del Interior iraquí y una fuente del Hashid al Shaabi.
Los ataques estadounidenses se producen en un contexto regional ya explosivo, alimentado por las repercusiones de la guerra israelí contra Gaza.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, habló en un comunicado de prensa de “ataques necesarios y proporcionados” llevados a cabo en Iraq contra “tres instalaciones utilizadas por las Brigadas iraquíes de Hezbolá” pero también contra “otros grupos de la Resistencia iraquí”.
Por su parte, el Comando militar estadounidense en Oriente Medio (Centcom) indicó que los bombardeos tenían como objetivo lugares y almacenes utilizados por las Brigadas de Hezbolá, así como bases de entrenamiento utilizadas para el lanzamiento de “cohetes, misiles y drones”.
Desde mediados de octubre, más de 150 ataques con drones o con cohetes han tenido como objetivo a soldados estadounidenses y a los de la coalición internacional desplegados en Iraq y Siria.
Estos ataques fueron reivindicados por la “Resistencia Islámica en Iraq”, en apoyo a Gaza y su Resistencia.
El martes por la noche, varios “drones de ataque” fueron lanzados contra tropas estadounidenses estacionadas en la base de Ain al-Assad en el oeste de Iraq, causando “heridos y daños”, según un oficial militar estadounidense.
Ya el sábado, la base de Ain al-Assad había sido blanco de varias andanadas de misiles. “Fue un ataque muy grave, en el que se utilizaron misiles balísticos que representaban una amenaza real”, reaccionó Jon Finer, uno de los asesores de seguridad nacional del presidente estadounidense Joe Biden, durante una entrevista en ABC.
El jefe de Gobierno, Mohamed Shia al-Sudani, ha reiterado en varias ocasiones su llamamiento a la retirada de la coalición internacional encabezada por EEUU, al considerar que poner fin a la misión de estas tropas extranjeras era “una necesidad para la seguridad y la estabilidad” de su país.
Washington tiene alrededor de 2.500 soldados en Iraq y casi 900 en Siria.
La agresión estadounidense “no ayuda al apaciguamiento”
Los ataques estadounidenses perpetrados a primera hora del miércoles contra dos sectores de Iraq “no contribuyen al apaciguamiento”, reaccionó el consejero de seguridad nacional iraquí, Qassem al-Aarayi, deplorando “una agresión y una violación flagrante de la soberanía iraquí”.
“La parte estadounidense debería presionar para detener la agresión en Gaza en lugar de atacar y bombardear las instalaciones de una institución nacional iraquí”, añadió, refiriéndose a Hashid al-Shaabi, que está oficialmente integrado en las fuerzas armadas iraquíes.
Source: Diversas (traducido por el sitio de Al Manar en español)