A la luz de la confusión interna en “Israel” y la ruptura en las relaciones exteriores de la entidad ocupante, incluso con sus países occidentales aliados, España, Noruega e Irlanda anunciaron su intención de reconocer oficialmente al Estado palestino, antes del 28 de este mes, lo que eleva el “contador” de países que reconocen a Palestina a 143, de los 193 países que son miembros de las Naciones Unidas, en medio de especulaciones de que Gran Bretaña, Eslovenia, Malta y Australia podrían tomar medidas similares durante las próximas semanas y meses. La parte palestina, especialmente el movimiento Hamas, elogió la decisión de los tres países europeos y no sorprendió que la entidad israelí se apresurara a retirar a sus embajadores en Madrid, Oslo y Dublín, como medida de protesta.
La “Declaración Tripartita Europea”, que parecía coordinada a nivel de los jefes de gobierno de los tres países, después de semanas de discusiones entre ellos, incluía referencias a lo que podrían describirse como las “razones” para ello, incluidas las palabras del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, sobre la continuación de “la masacre israelí” contra el pueblo palestino, como una de “las muchas razones detrás del reconocimiento del Estado de Palestina, razones que se pueden resumir en tres términos: paz, justicia y coherencia (con las normas y leyes internacionales)”.
Sánchez responsabilizó al jefe del gobierno de ocupación, Benyamín Netanyahu, de la destrucción de la Franja de Gaza, al “ignorar deliberadamente los llamamientos internacionales para detener la guerra y continuar bombardeando hospitales, hogares y escuelas, en paralelo” con el uso del arma del hambre, para castigar a más de dos millones de palestinos”, prometiendo “no permitir que la posibilidad de una solución de dos Estados sea destruida por la fuerza, ya que es la única solución justa y sostenible” al conflicto entre palestinos e israelíes.
Las posiciones del presidente del Gobierno de España, considerado uno de los primeros ministros europeos más críticos con el Gobierno de Netanyahu, coincidieron con lo manifestado por su homólogo irlandés, Simon Harris, cuando criticó las prácticas israelíes, subrayando que “no hay futuro para la versión extremista del sionismo que alimenta la violencia de los colonos y la apropiación de tierras”. Harris también prosiguió su discurso, durante una rueda de prensa en la que participó junto al ministro de Exteriores, Michael Martin, y el ministro de Transporte, Eamon Ryan, afirmando que “el pueblo de Palestina merece paz y respeto por sus aspiraciones de vivir libremente”, expresando su esperanza de que otros países sigan el ejemplo de su país. Harris consideró que “no puede haber paz sin igualdad”, y añadió que “es importante no interpretar incorrectamente nuestra decisión como un acto hostil hacia “Israel””.
Asimismo, la posición de Noruega no se desvió de la de España e Irlanda, aunque destiló un tono más franco de crítica hacia Tel Aviv, ya que el primer ministro, Jonas Gahr Sture, consideró que “la guerra en Gaza confirma que el logro de la paz y la estabilidad se basa en la resolución de la cuestión palestina”, señalando que esta realidad empuja a su país a apoyar el reconocimiento del “Estado independiente de Palestina, con todos los derechos y obligaciones resultantes que se le imponen”, mientras que su ministro de Asuntos Exteriores, Espen Barth Ida, llegó lejos al “reprender” la política israelí, cuando dijo:
“No existe otra alternativa real a la paz para palestinos e israelíes que implementar la solución de dos Estados”, considerando que “la tragedia y las matanzas actuales en Gaza podrían haberse evitado si Palestina hubiera sido reconocida después de los Acuerdos de Oslo”.
En este sentido, los analistas occidentales señalaron las “implicaciones políticas notables”, la más destacada de las cuales es la erosión de lo que podría llamarse el “derecho de propiedad exclusivo” del que EEUU ha disfrutado durante mucho tiempo en relación con el camino del “proceso de paz” israelí-palestino, considerando que el cese de este camino es la pérdida de confianza de la parte palestina en Washington como “mediador neutral”, en el contexto de su importante marginación durante la era del ex Presidente Donald Trump, por un lado, y el empeoramiento del estado de frustración europea con las políticas de asentamientos israelíes, por el otro. Todo esto creó un clima favorable para el surgimiento de apuestas palestinas en el papel de los europeos que pueden compensar la ausencia del papel estadounidense en este sentido para avanzar en la dirección antes mencionada.
Al respecto, Hugh Lovatt, investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, explicó que lo que han hecho Madrid, Dublín y Oslo “abre un camino significativo hacia el establecimiento de un Estado (palestino)”, indicando que el reconocimiento de ese Estado por los tres países es “un paso tangible hacia el lanzamiento de un camino político viable que en última instancia conducirá a otorgar a los palestinos el derecho a la autodeterminación”. Lovat señaló que el reconocimiento de los derechos palestinos antes mencionados constituye “una condición básica para asegurar la participación árabe en los esfuerzos por apoyar un alto el fuego sostenible en Gaza, señalando que países árabes, como Arabia Saudí, han pedido previamente a EEUU y Europa que reconozcan el Estado de Palestina, como parte de la visión árabe” respecto a la solución de dos Estados.
En el mismo contexto, el New York Times señaló que “las posiciones estrechamente coordinadas de los tres países han ganado impacto y peso adicionales”. Existen connotaciones simbólicas en la adhesión de Noruega e Irlanda a las filas de quienes piden el reconocimiento de un “Estado palestino independiente”, en vista del papel diplomático fundamental que desempeñó la primera en las conversaciones entre palestinos e israelíes durante la década de 1990, que más tarde resultaron en los “Acuerdos de Oslo”. También las consideraciones históricas han estado presentes para comprender los motivos de Irlanda para reconocer el “Estado palestino”, lo cual fue enfatizado por el primer ministro irlandés, cuando aludió a los factores históricos comunes que unen a su pueblo y al pueblo palestino, diciendo: “ (Nosotros) nos damos cuenta, con base en nuestra historia, “de lo que significa este reconocimiento y del gran valor simbólico y político que conlleva”.
A su vez, y a pesar de excluir que el paso diplomático conjunto vaya a producir cambios significativos en las “condiciones miserables” dentro de los territorios palestinos ocupados, especialmente en Cisjordania, donde los ataques del ejército y los colonos israelíes se han intensificado recientemente, el diario The Guardian consideró que lo ocurrido lleva un claro indicio de que “el pueblo palestino tiene un derecho explícito y fundamental a la autodeterminación, sin que ese derecho esté condicionado a la obtención del permiso o aprobación por parte de “Israel””.
El evento también se enmarca en el contexto de lo que llamó un “tsunami diplomático” que amenaza a “Israel”, debido a las políticas extremistas seguidas por Netanyahu y su gobierno. The Guardian se refirió a las actuaciones del proceso ante la Corte Internacional de Justicia, y de la posibilidad de que se emitan órdenes de arresto contra el primer ministro israelí y su ministro de Defensa, Yoav Galant, por parte del Corte Penal Internacional, y concluye diciendo que “los israelíes se dan cuenta de que su estado es visto cada vez más como una paria y está más aislado a nivel diplomático que nunca.”
Source: Al Akhbar