El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, ha concentrado su política exterior en una hostilidad hacia Irán y sus aliados regionales. Sin embargo, ella ha tenido como resultado el incremento de la influencia iraní.
El diario británico The Independent escribió que el príncipe heredero Mohammed bin Salman es el hombre del año en Oriente Medio, pero su notoriedad proviene de sus fracasos y no de sus éxitos.
“Es acusado de usar métodos maquiavélicos y eliminar a sus oponentes dentro y fuera de la familia real para despejar su camino hacia el trono. Pero cuando se trata del lugar de Arabia Saudí en el mundo, sus errores de cálculo recuerdan menos a las astutas maniobras de Maquiavelo que a la escena de la caída del caballo del Inspector Clouseau (La Pantera Rosa)”, agrega el periódico.
Una y otra vez, el joven príncipe impulsivo se han embarcado en aventuras en el extranjero que han dado lugar a lo contrario de lo que él quería.
Cuando su padre se convirtió en rey a principios de 2015, apoyó las ofensivas terroristas en Siria, que tuvieron cierto éxito, según el periódico, pero causaron una intervención militar rusa a gran escala, lo cual llevó a la victoria del presidente Bashar al Assad.
Al mismo tiempo, el príncipe heredero lanzó una gran ofensiva militar contra Yemen. Ella fue bautizada como Tormenta Decisiva. Dos años y medio después, la guerra continúa sin esperanzas de éxito para los saudíes. Arabia Saudí ha matado a más de 10.000 personas y unos 7 millones de civiles yemeníes están amenazados por la hambruna.
El bloqueo a Qatar ha sido también un fracaso, porque no ha doblegado la voluntad del emirato y ha llevado a este a incrementar su relación con Irán.
Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos han acusado a Qatar de haber apoyado a grupos como Al Qaida, una acusación que es bastante cierta, pero que también afecta a la propia Arabia Saudí.
Arabia Saudí, en sus relaciones con otros países, ha sido históricamente prudente y más bien conservadora para preservar el estatus quo. Sin embargo, hoy en día su comportamiento es demencial, imprevisible y a menudo contraproductivo. El periódico cita el caso de la dimisión forzada del primer ministro libanés, Saad Hariri, en Riad. El objetivo de esta maniobra era debilitar a Hezbolá y a Irán en el Líbano. Sin embargo, los dos han salido reforzados de esta crisis.
Todas estas acciones saudíes tienen algo en común: todas ellas están basados en una presunción ingenua, según la cual “el mejor escenario para Riad” se realizará inevitablemente. De este modo, Arabia Saudí desencadena conflictos a los que no sabe poner fin.
Source: The Independent