Aunque no se ha filtrado mucha información sobre lo que ocurrió en el reciente encuentro entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo turco, Tayyip Recep Erdogan, en San Petersburgo, hay signos de avances en el tema sirio y, más concretamente, en lo que se refiere al cierre de la frontera turca con Siria, que Rusia ha pedido formalmente.
Según medios turcos, Erdogan conoce la importancia que este tema tiene para las relaciones de su país con Rusia e Irán y la propia Siria y quiere obtener un beneficio económico y político de esta decisión de cerrar la frontera y abandonar a las facciones terroristas apoyadas y financiadas por Arabia Saudí y Qatar. El reciente anuncio de la reanudación del proyecto de gaseoducto para transportar gas ruso hacia Europa a través de Turquía podría ser parte de ese precio.
En este sentido, algunas informaciones apuntan a que Turquía habría cerrado el paso de Bab al Hawa, con la provincia siria de Idleb, mientras mantiene abiertos otros puntos de cruce ilegales con la provincia de Alepo.
Rusia ha hecho un gesto de buena voluntad cerrando la oficina del Partido de la Unidad Democrática de Siria, que representa los intereses de los nacionalistas kurdos sirios y al que Ankara acusa de estar vinculado al PKK.
Según una fuente occidental en Moscú, Erdogan quiere negociar con Moscú y Teherán cada paso fronterizo con Siria y quiere un precio económico y político por su cierre. El gobierno turco quiere esperar hasta el fin de la batalla de Alepo para discutir con sus socios del Golfo Pérsico acerca del futuro de los yihadistas o de lo que quede de ellos.
Erdogan sabe que la batalla de Alepo está sellada y que más pronto que tarde el Ejército sirio y sus aliados tomarán toda la ciudad, lo que supondrá un golpe muy duro a los grupos armados terroristas.
En la provincia de Idleb, Rusia ha intensificado los ataques aéreos en la provincia de Idleb destruyendo la mayoría de depósitos de armas, cuarteles generales y búnkers de los terroristas, enviando así un mensaje claro a Erdogan de que la victoria del Ejército sirio sobre los terroristas es un objetivo prioritario para Moscú y que Rusia no va a aceptar compromisos en la guerra contra el terrorismo.
Turquía quiere que esto vaya seguido por negociaciones serias entre el Estado y los opositores sirios, que en todo caso habrán de estar conformadas por las realidades sobre el terreno, lo que implica que estos últimos deberán adecuar sus demandas a la realidad, en especial en lo que respecta a la permanencia en el poder del presidente sirio, Bashar al Assad.
Ergodan pedirá a buen seguro la cooperación de Rusia e Irán en el tema kurdo, lo que podría explicar el reciente giro en la ciudad de Hasaka, donde tropas del Ejército sirio y los aviones rusos han librado combates, por primera vez, con las milicias kurdas. El interés turco en impedir la creación de una zona autónoma kurda en el norte de Siria podría haber sido así ya reconocido por Moscú y Damasco, que no tienen tampoco interés en tal desarrollo que podría amenazar la unidad de Siria.
Source: Agencias