La severa advertencia emitida por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, a la entidad sionista procede de posición bien considerada, con respecto a su calendario y contenido. Sus mensajes están ahora muy presentes presentes en los cálculos de los responsables políticos israelíes así como entre los amigos, aliados y opositores de Hezbolá en el Líbano.
En un discurso televisado que conmemoró el Día de los Mártires de Hezbolá, el sábado, Sayyed Nasralá reiteró su compromiso con la inevitable respuesta a cualquier agresión israelí contra el Líbano y a la presión israelí, estadounidense y europea. Esta presión apunta a despojar a Hezbolá del elemento más importante de la fuerza, los misiles, en la ecuación de disuasión que evita que el enemigo viole y agreda los territorios libaneses.
Paralelamente, el enemigo continúa con su política de intimidación, cuyo objetivo es sugerir que el Líbano debe hacer frente básicamente a dos opciones. La primera opción llevaría al Líbano a abandonar estas capacidades que lo protegen en la fase más peligrosa que el país ha tenido que atravesar. La segunda opción sugiere que la entidad sionista podría llevar a cabo ataques contra el territorio libanés si el Líbano no se desarma.
Tel Aviv, junto con sus aliados internacionales, regionales y locales, apuesta por que su política de intimidación y las presiones de EEUU y algunos países europeos contribuyan definitivamente a la reimposición de los misiles, que han protegido al Líbano durante 12 años, en la agenda política local.
Israel había intentado recientemente aumentar sus presiones sobre el arsenal de misiles de Hezbolá y crear “un estado de intimidación y amenaza en el sentido de que si este asunto no se aborda, (Israel) lo abordará”, señaló Sayyed Nasralá. Israel ha utilizado a “los estadounidenses e incluso a algunos estados europeos” en este esfuerzo, dijo.
“El Líbano debe soportar este nivel de presión diplomática”, dijo Sayyed Nasralá. “Definitivamente responderemos a cualquier ataque contra el Líbano, a cualquier bombardeo o ataque aéreo contra el país”, agregó. La posición de Sayyed Nasralá expresada el sábado reiteró la postura de Hezbolá. En lo que respecta al tiempo, esta postura (de Sayyed Nasralá) llegó en un momento en el que el Líbano necesitaba reafirmar su adhesión a sus capacidades y a su decisión de responder de inmediato.
La posición de Sayyed Nasralá afirma que las opciones del Líbano no se limitan a aceptar los dictados externos que lo privan de su fuerza ni a soportar ataques israelíes contra su territorio. De hecho, la desmilitarización del Líbano allanaría el camino para que el enemigo agrediera, en efecto, el territorio libanés.
Tras los mensajes del discurso de Sayyed Nasralá, el liderazgo del enemigo se ha encontrado una vez más frente al hecho bien establecido de que cruzar las líneas trazadas por Hezbolá significa que recibirá respuestas dolorosas, lo cual le obliga, a partir de este momento, a examinar sus opciones a la luz de las consecuencias, costos y repercusiones que puedan tener:
1. Abstenerse de iniciar ataques que impliquen una respuesta de Hezbolá.
2. Comenzar un ataque, recibir la respuesta prometida y luego retirarse.
3. Iniciar un ataque y responder a la respuesta iniciando una guerra.
De acuerdo con el primer escenario, el enemigo se abstendrá de cualquier aventura militar y, de este modo, Hezbolá habrá alcanzado su objetivo de disuasión.
Según el segundo escenario, el enemigo eventualmente será disuadido de proseguir sus agresiones después de probar la seriedad de Hezbolá con respecto a sus promesas. En consecuencia, Hezbolá logrará su objetivo de disuasión, quizás con algunos sacrificios y también tras hacer pagar un precio doloroso y horrible al enemigo.
Según el tercer escenario, que ahora es el más improbable que ocurra, el enemigo optará por una confrontación más amplia. Israel tomaría una decisión estratégica de atacar a Hezbolá, pero asumiendo que el resultado será muy doloroso para él. Vale la pena mencionar que incluso aquellos que están exagerando y dramatizando las cosas en Israel no están hablando de librar una guerra contra el Líbano.
En todos los casos, Hezbolá nuevamente ha podido disipar las apuestas israelíes y volver a imponer sus líneas rojas en la mesa de los planificadores de Tel Aviv y en sus cálculos.
Source: Al Akhbar