La imputación de Netanyahu como presunto responsable de actos de fraude, soborno y corrupción, debido a su afición por el dinero ilícito y los regalos caros, supone otro golpe más al “acuerdo del siglo”, según el periódico Rai al Youm. Este hecho viene a sumarse al conocimiento internacional sobre la responsabilidad del príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman como presunto culpable del asesinato del periodista disidente Yamal Khashoggi y a las diversas acusaciones contra Trump en EEUU.
La pregunta ahora es ¿quién va a caer primero? ¿Netanyahu, Trump o el “acuerdo del siglo”, o los tres a la vez? No es sorprendente que Trump se haya apresurado a defender a su amigo Netanyahu, padre espiritual de su yerno Jared Kouchner. Trump calificó a Netanyahu de “sólido y fuerte” en una rueda de prensa en Hanoi tras su fracasada cumbre con Kim Jong-un ¿Qué hará, sin embargo, Trump si Netanyahu es condenado? No sería el primer jefe de gobierno en Israel en ser sentenciado por cargos de corrupción. Ehud Olmert pasó siete años en prisión por cargos similares.
Netanyahu no es “sólido y fuerte”, como afirma Trump. Más bien, su supuesta firmeza, si existe, es debida a la estupidez y cobardía de la mayoría de dirigentes árabes. En Gaza y frente a una fuerte resistencia palestina él acumuló tres derrotas, la última de las cuales quedó reflejada en su patético llamamiento al presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, para que mediara con los palestinos con el fin de obtener un cese el fuego y evitar un posible ataque contra Tel Aviv que llevara a tres millones de israelíes a los refugios.
El anuncio sobre Netanyahu llegó en un momento en el que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha publicado un informe en el que denuncia que su gobierno cometió crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad al matar a 189 palestinos y herir a 6.100 más cuando realizaban manifestaciones pacíficas junto a la valla de separación en Gaza. Entre estos mártires estaban trabajadores sanitarios y periodistas. Y 35 niños. Todo ello debería llevar en un futuro a que Netanyahu se sentara en algún tribunal internacional para responder por tales delitos.
De momento, las cosas no pintan bien para Netanyahu, que convocó elecciones para presionar al fiscal general y hacer que pospusiera la presentación de cargos contra él. Sin embargo, esta maniobras fracasó y el primer ministro podría enfrentarse pronto a una condena e incluso a una estancia en prisión. Quizás allí sea visitado por algunos de sus amigos árabes del Golfo Pérsico, a los que pareció liderar en la reciente Conferencia de Varsovia, que podrían obsequiarle con más regalos caros.
Source: Periódicos