Desde que un misil iraní Khordad-3 derribó un sofisticado dron espía estadounidense Global Hawk a 50 km de altitud algo ha cambiado, literalmente, en los cálculos israelíes.
De momento, los expertos israelíes afirman que el viejo plan de Benyamin Netanyahu de enviar aviones contra Irán para atacar sus instalaciones nucleares ha quedado totalmente excluido dado el hecho de que Irán dispone de sistemas que pueden destruir los aviones israelíes atacantes.
Ningún dron israelí ha sido visto desde entonces en el cielo libanés ni el cielo sirio. Obviamente, Israel evita provocaciones para no recibir un mensaje similar al del derribo del dron estadounidense. Incluso se podría decir que EEUU no quiere recibir tampoco mensajes en otro frente. Esto no quiere decir que Israel deje de violar el espacio aéreo libanés, pero ahora es consciente de que los movimientos de sus aparatos son monitoreados y que el cielo no será seguro cuando llegue el momento de la confrontación.
Israel, al igual que EEUU, se ha visto sorprendido por la capacidad del Khordad-3. Su nombre se refiere al 2 de Mayo de 1982, cuando la ciudad de Jorramshahr fue liberada después de 578 días de ocupación iraquí durante la guerra irano-iraquí.
El Khordad-3 fue optimizado por Irán en 2013 como parte de la modernización de sus equipos electrónicos, sensores de detección y sensores térmicos. También tiene una opción de bloqueo para su GPS para protegerlo en caso de interferencias de alta intensidad.
El sistema recibió las coordenadas que lo lanzaron tras el rastro térmico del dron estadounidense antes de destruirlo. Existe, pues, un gran temor en Israel: ¿Qué pasaría si el dron fuera entregado a Siria?
Source: Al Manar