El gobierno británico debe hacer frente ahora a una crisis que él mismo provocó al interceptar al petrolero Grace-1 de forma ilegal en aguas españolas cerca de Gibraltar. El gobierno británico dijo que el destino del barco era abastecer con petróleo la refinería siria de Baniyas y que actuaba en base a las sanciones unilaterales de la UE contra Siria.
Irán calificó, por su parte, la acción del Reino Unido de acto de piratería y de mal precedente. “Irán no es miembro de la UE ni es objeto de ninguna sanción petrolífera. Si me acuerdo bien, la UE se opone a las sanciones extraterritoriales. Lo digo francamente: la interceptación ilegal del petrolero que transporta el petróleo iraní por parte del Reino Unido y por orden del “equipo B” es un acto de pura piratería marítima”, declaró el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Yavad Zarif.
Varios responsables políticos y expertos europeos, incluyendo un cierto número de diplomáticos, rechazaron también los argumentos británicos para la toma del Grace-1 con argumentos incontestables: Irán no es miembro de la UE ni Siria está bajo ninguna sanción de la ONU, por lo que Irán no está obligado a respetar ninguna de las sanciones unilaterales de los países occidentales contra Damasco. Significativamente, ningún país europeo apoyó la acción británica.
Desde el punto de vista político, no cabe duda de que Londres buscaba provocar a Irán y generar un conflicto en el Golfo Pérsico, siendo a este respecto significativa la alabanza del extremista anti-iraní y asesor de seguridad nacional de Donald Trump, John Bolton, a la acción de incautación del Grace-1. Y esto ocurrió además en un momento en el que el Reino Unido no ha hecho nada para cumplir con sus obligaciones en el marco del acuerdo nuclear con Irán del cual es un país signatario.
El ministro de Exteriores británicos, Jeremy Hunt, que es también uno de los dos candidatos a suceder a Theresa May en el cargo de primer ministro ha intentado mostrar un “enfoque duro” en esta crisis ahora tras la incautación por parte de Irán del buque petrolero Stena Impero. Sin embargo y contrariamente a sus expectativas, ha sido ridiculizado en los medios sociales. Muchos internautas le reprochan no haber liberado al barco Grace-1 en su momento y afirman que él deberá hacer esto ahora públicamente bajo presión si quiere poner fin a la crisis y que lo iraníes liberen al Stena Impero. Para más humillación, Londres ha pedido a los barcos británicos que permanezcan lejos del Estrecho de Ormuz durante este período interno reconociendo así su impotencia para protegerlos.
Otros en las redes sociales han sido también rápidos en poner de manifiesto el carácter vacío de las amenazas de Hunt teniendo en cuenta la debilidad de la Royal Navy. Un tuitero, @Brimstones, recordó a Hunt que “la diplomacia de las cañoneras solo funciona si tienes cañoneras”.
Otro tuitero señala que Hunt y el Reino Unido están ahora despertando a una cruda realidad. “El sol parece finalmente haberse puesto sobre el imperio”. Es decir, el país ya no es sino un pálido reflejo de la potencia que fue y no debería ya actuar como si lo fuera. Varios países emergentes superan ya al Reino Unido en los aspectos económico y militar y esta tendencia se fortalecerá en el futuro.
Para el sitio de información libanés Al Ahed, “la captura del petrolero Grace-1 fue la gota que rebosó el vaso de la paciencia estratégica de Irán. Y la incautación del Stena Impero -un barco que presuntamente chocó con un pesquero iraní y ponía en peligro el sistema medioambiental en la región tras esta colisión- ha dado nacimiento a una nueva ecuación. “Existen en la actualidad numerosos países que actúan en el escenario internacional y que tienen la capacidad de resistir los dictados de EEUU, el Reino Unido y sus aliados. Lo que distingue a Irán de estos países es que este país tiene además la voluntad necesaria para hacer recular a aquellos. Esta voluntad le ha permitido incluso a Irán tomar las medidas necesarias para poner fin a las fanfarronadas occidentales, al menos en el Golfo Pérsico”.
Irán dispone además de una fuerza naval capaz de mantener una confrontación. La prueba es que el navío británico fue incautado en un momento en el que el Reino Unido había reforzado su presencia naval en el Golfo Pérsico así como sus dispositivos de seguridad.
Al Ahed finalmente cree que ninguna guerra estallará en la región, pese al aumento de las tensiones. “EEUU no busca entrar en guerra contra Irán puesto que sabe que cosecharía un fracaso”. La única opción sensata para Washington sería volver al marco del acuerdo nuclear y levantar las sanciones, lo cual permitiría a Trump negociar directamente con los iraníes y conseguir al fin un éxito en el terreno de la política exterior. Por su parte, el Reino Unido no tendrá más remedio que dar marcha atrás y poner en libertad al Grace-1, si no quiere prolongar la crisis con efectos perjudiciales, sobre todo, para sus propios intereses y deteriorada imagen.