El 5 de diciembre, los terroristas atrincherados en barrios del este de Alepo bombardearon un hospital de campaña que Rusia acababa de instalar en el oeste de esa ciudad siria para prestar atención médica a los niños de las familias que huyen de la dictadura de Al Qaida.
Dado el hecho que el ataque tuvo lugar el día mismo del despliegue de la instalación médica rusa, las autoridades de la Federación Rusa acusaron a Estados Unidos, Francia y el Reino Unido de haber entregado a los terroristas las coordenadas del hospital.
Varios países miembros de la OTAN respondieron acusando a Rusia de «bloquear el Consejo de Seguridad de la ONU».
Las verificaciones realizadas han mostrado que la artillería de los terroristas hizo impacto directo en el hospital de campaña sin haber realizado ningún disparo de ajuste previo; que los terroristas recibieron las coordenadas del hospital ruso en forma de imágenes satelitales; y que esas imágenes satelitales les fueron enviadas por el LandCom –el Centro de Mando de las Fuerzas Terrestres de la OTAN– que se halla en la ciudad turca de Izmir (Esmirna).
Como en Libia, donde varios miembros de la OTAN utilizaron los medios de la alianza militar sin autorización del Consejo Atlántico –o sea, en violación de los estatutos del pacto atlántico–, la guerra contra Siria se ha desarrollado, desde el primer momento, bajo la coordinación de la OTAN.
Source: Red Voltaire
