En un discurso con motivo de la celebración del Día Mundial de Al Quds, en el que hizo un balance de la confrontación del eje de resistencia contra el eje estadounidense-israelí, el secretario general de la Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, enumeró los logros importantes conseguidos y los reveses que le han sido infligidos al proyecto sionista para la región.
He aquí los principales puntos del discurso:
El Día Mundial de Al Quds llega este año junto con la celebración de la Nakba que instituyó el establecimiento de la entidad sionista, este tumor cancerígeno, este mal absoluto, con todo lo que siguió. También coincide con la celebración de la victoria del 25 de mayo de 2000, que inició las victorias y los grandes cambios en la región, en Palestina, y en la lucha contra el proyecto sionista para la liberación de Palestina.
Mi discurso tendrá dos partes.
En el primero, debemos recordar las constantes que gobiernan esta confrontación contra el proyecto sionista.
En el segundo, habrá un resumen histórico y un resumen de la situación actual, para identificar la posición que debemos adoptar y las responsabilidades que nos incumben.
Una constante religiosa que perdura
Cuando el Imam Jomeini proclamó el Día de Al Quds, esto fue la culminación de un largo recorrido de lucha que esta referencia religiosa había respaldado desde principios de los años 60.
Una de las razones que lo motivaron durante los años de confrontación con el Shah fueron las relaciones privilegiadas de este con EEUU e Israel.
Una de las consignas de su batalla fue la cuestión de Palestina y Al Quds. Esta posición se había expresado desde el comienzo de la Nakba y el establecimiento de esta entidad usurpadora.
También resume las posiciones de las grandes referencias religiosas de Nayaf y Qom sobre la cuestión de Palestina e “Israel” y que indican que Palestina pertenece a los palestinos en su totalidad y que “Israel” es una entidad usurpadora. Y que todos los que se han establecido en Palestina deben regresar a los países de donde provienen.
En el Líbano, las generaciones más antiguas, nuestros abuelos, nos educaron en esta posición, desde Abdel Hussein Sharafeddin pasando por Musa Sadr, que fundó la resistencia popular, hasta Mohammad Hussein Fadlallah y Sheij Mohammad Mahdi Shamsededdin.
Y escuchamos el reciente discurso del Imam Jamenei.
Teniendo en cuenta las posiciones de las grandes referencias religiosas, nuestra posición es ideológica, dogmática, religiosa, filosófica, nacional y, por lo tanto, es inmutable. En ningún caso puede cambiarse.
Cualquiera que piense que puede cambiarla a través de guerras, amenazas, sanciones, embargos o hambruna se engaña.
Quien crea que la resistencia actual es solo una expresión de entusiasmo juvenil que puede disiparse con el tiempo, o que depende de una ganancia política momentánea se equivoca.
Entre las constantes que siempre deben tenerse en cuenta es que la verdad no cambia y no se diluye con el tiempo. Lo mismo sucede con el delito de robo, que permanecerá así para siempre y nunca podrá ser legal.
Está prohibido renunciar a Palestina
Por lo tanto, no está permitido que nadie renuncie a Palestina o a una parte de Palestina o Al Quds y se lo otorgue a alguien que no sea el pueblo palestino.
Nadie más que el pueblo palestino tiene derecho a un ápice de Palestina y es la responsabilidad del pueblo palestino recuperar su tierra natal y los lugares sagrados. También es responsabilidad de la Ummah islámica ayudarlo. Esto es parte de su deber, sobre el cual tendrá que informar en el Día del Juicio, cuando Dios nos cuestione sobre nuestras acciones.
Al preguntarnos sobre el destino de los lugares sagrados en Palestina, nos preguntará sobre la posición que hemos tomado hacia un pueblo que ha sido expulsado de su país.
La resistencia en todas sus formas es la única forma de restaurar la tierra, los lugares sagrados y los derechos usurpados. Todos los demás medios solo conducen a un callejón sin salida, como vemos muy bien hoy.
Las batallas de liberación a lo largo de la historia no tienen lugar en unos pocos años. A veces necesitan varias generaciones, decenas de años o incluso cientos para alcanzar su objetivo.
La duración de la batalla no debe de ninguna manera conducir a la desesperación y la renuncia.
Incluso si una generación no puede completar la confrontación, en ningún caso puede reconocer la ocupación. Debe contentarse con ejercer una resistencia pasiva, pero nunca inclinarse ni admitir la ocupación. Debe dar oportunidad a las generaciones futuras para que puedan lograr la victoria.
La debilidad de los medios y las capacidades ventajosas del enemigo no pueden ser una causa para capitular ante la ocupación.
Las fuerzas ocupantes siempre terminan por ser derrotadas
Una de las razones por las que los ocupantes son derrotados es cuando son conscientes de que la continuación de su ocupación les cuesta demasiado. Como hemos visto en algunos casos contemporáneos, como en Vietnam y el sur del Líbano, el enemigo finalmente acordó retirarse porque su presencia se estaba volviendo demasiado costosa para ellos.
Otra razón para que una fuerza de ocupación se retire es la debilidad del estado central de ocupación y su colapso por razones económicas, políticas, sociales u otras.
Las dos causas pueden unirse para acelerar la retirada de los ocupantes, como fue el caso de los grandes imperios.
Esto es aplicable a la entidad enemiga. Está luchando con dificultades internas, con la corrupción, que ha llegado al jefe del régimen. Se está quedando sin soluciones.
La batalla contra la superpotencia estadounidense
El estado central que respalda a esta entidad es EEUU, que algún día entrará en crisis y ya no podrá apoyar a “Israel”.
Esto seguramente tendrá lugar. Es solo cuestión de tiempo.
Hoy tenemos que preguntarnos, ¿contra quién es nuestra batalla, cuando luchamos contra la ocupación israelí? ¿Contra quién luchamos nosotros y el pueblo palestino?
En apariencia, es contra “Israel”, pero en el fondo es contra EEUU y los sucesivos gobiernos estadounidenses.
“Israel” es el cuartel o el primer frente de EEUU en la región.
Ya sea en el caso libanés o el palestino, EEUU apoya a “Israel” militarmente, con equipo y tecnología militar, y también económicamente, con una ayuda que asciende a miles de millones de dólares cada año, sin mencionar las maniobras militares conjuntas.
Con respecto a los crímenes contra el Líbano, EEUU nunca permite condenar a “Israel”.
EEUU utiliza todas sus relaciones internacionales en beneficio de “Israel”. Si alguien quiere ser rey o presidente o llegar al poder, debe tener un programa de acción en beneficio de “Israel”.
“Israel” es el portal para acercarse a EEUU.
Sudán, para poner fin a las sanciones económicas, se vio obligado a sentarse con Netanyahu.
Este último hace creer que la normalización es el fruto de sus esfuerzos políticos, pero esto es falso. Es el resultado de la voluntad y las presiones estadounidenses.
EEUU usa su hegemonía para consolidar a “Israel”, consagrar su superioridad en la región e imponerla a los gobiernos y regímenes de la región.
La verdadera batalla es con EEUU, que está lanzando guerras en todas partes para consolidar a “Israel” y para detener la resistencia en nuestra región.
Digo esto para describir realmente esta batalla y decir que será larga y difícil y requerirá sacrificios. También para arrojar luz sobre la escala real de las hazañas y las victorias logradas cuando sabemos que estamos luchando contra una superpotencia mundial.
Cabe señalar que para describir la situación actual, es necesario saber que el proyecto estadounidense-israelí no aboga por dos estados, ni admite un estado palestino.
Después de la anexión de Al Quds, del Golán sirio ocupado, vendrá la anexión de una parte de Cisjordania y luego de toda Cisjordania. Esto significa que los israelíes tomarán todo y solo pueden aceptar una farsa de autodeterminación limitada a los palestinos.
Los reveses estadounidenses e israelíes
Segunda parte: En el entorno actual, hay países que se han salido del conflicto, de la ecuación, en tanto que regímenes. Se preocupan por sus propios problemas o se encierran en sus fronteras.
Otros han dejado la ecuación, sin permanecer neutrales. Ayudan al enemigo, no militarmente, sino rastreando a los palestinos en su territorio, clasificándolos en sus listas de terroristas, reprimiéndolos, votando a favor de Israel en los organismos internacionales … Estos estados se han convertido en amigos y partidarios de “Israel” y en feroces adversarios del pueblo palestino.
Sin embargo, algunos estados están en el centro de la ecuación, pero son una minoría como Irán y Siria. También hay fuerzas, organizaciones populares en Yemen, en Bahrein, en el norte de África, en Nigeria, en el Líbano, en Iraq…
Por lo tanto, los estados de resistencia son un número limitado, pero no son débiles. Son parte de lo que se llama el eje de resistencia. Luchan contra el eje estadounidense-israelí al que otros estados de la región ofrecen servicios importantes, como sucede con la guerra en Yemen y la represión del pueblo de Bahrein, entre otros.
Los israelíes y EEUU han fallado en algunos casos, en los que hemos triunfado, no porque sean débiles, sino por los sacrificios realizados por nuestro eje de la resistencia, gracias a sus actos valientes y perseverantes.
Esta lectura y esta visión de los hechos nos inspira esperanza y determina nuestras responsabilidades hacia Palestina.
Fracasos sin fin contra Irán
Según la visión de EEUU, Irán es el peso pesado del eje de resistencia.
El año pasado, EEUU e “Israel” apostaron por el derrocamiento del poder o, al menos, por cambiar su postura ante la cuestión israelo-palestina. EEUU, con Trump a la cabeza, decidió retirarse del acuerdo nuclear y restableció sus sanciones. Trump esperaba que habría un movimiento de protesta en Irán debido a las dificultades económicas. Recordamos muy bien cuando John Bolton dijo que iba a celebrar la Navidad en Teherán a finales de 2019. El año terminó y Bolton se fue y el poder iraní se mantuvo.
Los líderes israelíes también apostaron por esta opción y ejercieron mucha presión para que EEUU se retirase de este acuerdo.
Hoy, todos son unánimes en que esta política ha fracasado, gracias a la perseverancia y la resistencia de Irán, su poder y su pueblo … Otro país habría colapsado, pero no Irán.
Especularon con una guerra de EEUU contra Irán. Netanyahu fue uno de ellos. Pero sus cálculos terminaron en fracaso. Creyeron lo mismo tras el asesinato de Soleimani y Mohandis. Pero cuando la base de Ain al Assad fue atacada con misiles y Trump se echó atrás en su respuesta al derribo del dron estadounidense espía por Irán, el escenario de la guerra se malogró.
Apostaron por los grupos terroristas takfiris dentro de Irán y en las regiones fronterizas del este y oeste, pero en vano.
Lo mismo ocurrió con la pandemia de coronavirus. Esperaban que Irán se debilitara, pero sus esperanzas se desvanecieron e Irán emergió más fuerte, según la OMS. Son ahora EEUU y otras grandes potencias los que parecen completamente perdidos y desbordados por la pandemia …
Al final, EEUU e Israel están apostando por las sanciones contra la República Islámica y sus repercusiones en las fuerzas que Irán que apoya.
En cualquier caso, Irán se mantuvo firme y poderoso, como expresó muy bien el Imam Jamenei.
Sí, podemos hablar con confianza de un revés israelí y estadounidense y de una firme posición iraní, que ha logrado reafirmarse.
La evolución iraquí en favor de la resistencia
En Iraq, tanto en lo que se refiere al gobierno como el pueblo, se puede decir que ha habido una transformación a favor de la resistencia, sus movimientos y la cultura de la resistencia. La posición de Iraq y la presencia del Hashid al Shaabi son contrarias a los intereses israelíes, que insistieron en destruir Iraq, su ejército y su economía.
Durante la invasión de Iraq, el lobby israelí en EEUU quería destruir este país.
Pero Iraq no puede ser parte de este eje estadounidense-israelí.
EEUU e Israel actuaron a través de grupos takfiris y lanzaron una guerra sectaria. Sin embargo, la unidad y la resistencia del pueblo iraquí, la victoria contra el Daesh y la continuación de esta batalla son pasos en la dirección correcta.
Los líderes iraquíes empujan a Iraq a una posición natural en el conflicto.
La victoria de Siria frente a una guerra internacional
En cuando a Siria, su posición en el pasado y en la actualidad es clara y no necesita explicación. Sufrió una guerra internacional, pero triunfó. Le quedan algunas batallas en unas pocas bolsas, pero el poder se ha restablecido.
El proyecto israelí-estadounidense, que quería derrocar el poder y crear una franja de seguridad en el sur de Siria, fue abortado.
Hoy, intentan evitar que el Ejército sirio recupere su fuerza, quieren sacar a los iraníes y a las facciones de la resistencia de ese país y mantener su control sobre el este del Éufrates jugando la carta kurda.
Lo que sucedió fue una gran victoria para el eje de resistencia y una gran derrota para el eje estadounidense-israelí.
Algunos actores internos sirios estuvieron dispuestos a alquilar el Golán sirio a Israel durante 99 años.
Ahora están apostando por las sanciones y la Ley César para fortalecer el embargo contra Siria.
Así que hubo un fiasco israelí y sus objetivos no se pudieron lograr, gracias a los sacrificios realizados.
En Yemen, resultados opuestos
En Yemen, está claro que uno de los objetivos de guerra era evitar el surgimiento de una fuerza de resistencia yemení dirigida por el movimiento Ansarulá. No querían ningún posicionamiento de este país, que disfruta de una posición estratégica y geográfica importante.
Esta guerra también es la de los estadounidenses, que brindan todo tipo de apoyo a la coalición saudí.
Después de seis años de guerra, los resultados son los contrarios a lo que esperaban.
Esta fuerza (Ansarulá) se ha vuelto más fuerte que nunca. Cuenta con industrias militares, misiles y tropas capaces de liberar grandes áreas.
Ahora no pueden cambiar las ecuaciones sobre el terreno.
Su plan en Yemen, si hubiera triunfado, habría tenido repercusiones en el “acuerdo del siglo”. Porque uno de sus objetivos era que Mohammad bin Salman, si hubiera salido triunfante, habría sido presentado como un héroe y habría impuesto con confianza el “acuerdo del siglo”.
El temor a una guerra contra el Líbano
En el Líbano, hay una disuasión. “Israel” teme más que todo el escenario de una guerra. Incluso si esta disuasión es bilateral, en ambos lados de la frontera, esto constituye una hazaña para el Líbano, porque la coyuntura siempre ha sido favorable a “Israel”.
Uno de sus objetivos (de “Israel”), que era evitar la evolución de las capacidades de la resistencia, también fue un fracaso, a pesar de sus ataques perpetrados en Siria para detener las operaciones de transferencia de armas, según afirman.
El año pasado, los israelíes apostaron por los desarrollos internos mucho más que por sus propias capacidades. Vimos su posición con respecto al movimiento de protesta que estalló en octubre de 2019. Especularon con un cambio en el escenario político en contra la resistencia. Se habían sorprendido con los resultados de las elecciones legislativas de 2018.
Hoy cuentan con las sanciones de EEUU. Quieren decirle a los libaneses que si quieren ayuda y dinero, tienen que firmar un acuerdo con Israel y resolver las disputas acerca de las fronteras marítimas y terrestres aceptando los términos estadounidenses e israelíes. Hablaremos de esto en detalle más adelante.
Pero quiero decir que los países que capitularon todavía tienen hambre y no han salido de sus problemas y dificultades. Sin embargo, no los ayudaron, mientras que nosotros podemos, gracias a nuestros recursos humanos, nuestras propias capacidades, nuestra voluntad y nuestra perseverancia, preservar nuestra soberanía. No es cierto que nos enfrentemos inevitablemente a dos opciones … Podemos preservar nuestra riqueza y nuestros recursos de hidrocarburos y no morir de hambre.
Los palestinos resisten siempre. Netanyahu tiene prisa
En Palestina, durante el año pasado quedó claro que los israelíes estaban ansiosos por lograr sus fines.
En Siria, Iraq, Yemen y Palestina hubo signos de resistencia y los intentos de empujar al pueblo de Gaza contra la resistencia fracasaron. El objetivo de los israelíes en Gaza era evitar el progreso del resistencia, pero esto fracasó, según confesiones de los propios israelíes, y escuchamos a los líderes palestinos decir que tenían misiles que alcanzan todas las áreas de Palestina ocupada.
En Cisjordania, vemos cómo las operaciones de resistencia de los jóvenes palestinos continúan sin cesar.
Vemos los acontecimientos ocurridos desde el año pasado, cuando Trump impuso el “acuerdo del siglo” con toda su arrogancia y jactancia, y se sorprendió por la postura palestina, por el consenso palestino, de rechazo al mismo. Nadie firmó el acuerdo especialmente con respecto a Al Quds.
Este fiasco se debe al coraje de los palestinos, su consenso, su resistencia, su paciencia y su voluntad.
Es por eso que Netanyahu quiere actuar rápidamente, antes de que Trump se vaya, porque la victoria de los demócratas en las próximas elecciones presidenciales podría cambiar el juego. Habría un contexto diferente.
Después de la anexión de Al Quds y el Golán, y a pesar de las amenazas de la AP y Jordania, Netanyahu quiere avanzar hacia la anexión de Cisjordania. Y antes de que Trump se vaya … quiere acabar con la solución de dos estados de una vez por todas y cree que los demócratas podrían asumir esa postura si ganan en las próximas elecciones presidenciales.
Debemos rendir homenaje a la resistencia de los palestinos, en todas partes del interior, de la diáspora, a los habitantes de Jerusalén, y esto a pesar de todo a lo que están sujetos: sanciones, represiones, arrestos, destrucción de sus hogares. Nadie en el mundo tiene derecho a acusarlos de haber renunciado a su patria y su causa. Muestran una perseverancia admirable.
Con respecto a la normalización de ciertos gobiernos árabes, ellos antes decían que la llevarían a cabo después del logro de una paz global, mientras que ahora hacen todo lo contrario y esto debido a las presiones estadounidenses, sin duda.
Esta normalización debe ser denunciada. Esto incumbe a los religiosos. Y los pueblos árabes y musulmanes también deben expresar su rechazo a esta normalización.
Cabe señalar que esta normalización fue un fiasco en los casos egipcio y jordano. Fue un hecho puramente político, no popular.
La voluntad de los pueblos árabes y musulmanes, si se les permite expresarlo, es rechazar en su totalidad este proceso que es una cuestión de traición y es además haram (proscrito en la religión)
Hacia una nueva coyuntura internacional
Durante este año 2019-2020, llegó el martirio del gran comandante Hayy Qassem Soleimani, que era un pilar del eje de resistencia, y de Abu Mahdi al Mohandes, que estuvo entre aquellos que exigieron que Iraq asumiera sus responsabilidades en este conflicto.
Su martirio es, sin duda, una gran pérdida para nosotros, pero su sangre podrá iluminar el camino de esta marcha hacia un feliz desenlace.
Para concluir, en general en el año 2019-2020, hubo un cierto progreso estadounidense-israelí en ciertas áreas, pero debemos hablar sobre los reveses que han sufrido. El más importante es su fracaso en lo que respecta a provocar la guerra comunitaria que planearon en la región.
Necesitamos tener una visión clara del nuevo horizonte.
La elección de guerras militares en este momento parece estar descartada por los israelíes y los estadounidenses, incluso para el Líbano, pero no podemos estar seguros de nada. Actuarán en el tema de las sanciones y la economía.
Mientras tanto, necesitamos desarrollar nuestras capacidades, ser pacientes y perseverar. Donde los sacrificios sean necesarios, deben hacerse. El enemigo nunca podrá detener este proceso y no debe apostar por arrinconar a Hezbolá. Las reglas del juego establecidas al final de la guerra de 2006 siguen vigentes, por lo que sus cálculos son incorrectos. Tenemos que enfrentarnos a la guerra psicológica e interpretar los eventos objetivamente y esperar los cambios que puedan ocurrir de un año a otro.
Hoy, los principales expertos dicen que EEUU ha perdido su liderazgo mundial en medio de la propagación de la pandemia de coronavirus. EEUU se preocupa por sus propios problemas económicos: recesión, desempleo, contagios y muertes.
Nos encontraremos frente a un nuevo EEUU, frente a una nueva Europa o incluso frente a una nueva China.
Nos dirigimos hacia una nueva situación internacional que creará nuevas oportunidades que no existían en el pasado y también generará nuevas amenazas.
Con respecto al “acuerdo del siglo”, sus pilares colapsaron, uno tras otro, Trump, Netanyahu y MBS, se encuentran en una situación crítica y ahora están atrapados en sus problemas internos.
No hay un liderazgo mundial para lidiar con el coronavirus. Incluso la Organización Mundial de la Salud es el objetivo de un feroz ataque estadounidense.
Este entorno abre nuevos horizontes y nos da la esperanza de poder aprovecharlos, con nuestra unidad, nuestra perseverancia, nuestro sentido de responsabilidad y enfrentándonos a las sanciones.
Esperamos con ansias el próximo año y confiamos en que las personas apoyen este proceso.
Source: Al Manar