Surgen preguntas sobre lo que realmente sucedió el lunes 27 de julio. Pero todavía no tienen respuesta.
Aparece una primera conclusión: Hezbolá no participó en las explosiones y los intercambios de disparos que tuvieron lugar en la región de Kafar Shuba, no lejos de la posición israelí en el monte Rwaiset al Alam, en las aldeas ocupadas de Shebaa. Y aún no ha llevado a cabo su operación de represalia destinada a vengar el martirio de su luchador Ali Mohsen, que pereció en un ataque israelí contra el aeropuerto de Damasco.
Sigue una segunda observación, que es igualmente cierta: las versiones emitidas por los medios israelíes y el ejército israelí ya no son creíbles.
Después del comunicado de prensa de Hezbolá, los israelíes están tratando de arreglar el desastre con desmentidos y versiones reajustadas.
Así, la historia de que Hezbolá disparó un misil Kornet contra un tanque o vehículo israelí ha sido completamente negada.
En cuanto a la versión reajustada, es la que afirma que un grupo de 3 a 4 o incluso 5 combatientes de Hezbolá se había infiltrado unos treinta metros detrás de la Línea Azul. Después de presumir de matarlos, ahora los israelíes se contentan con argumentar que se quedaron unos minutos antes de retirarse.
Más tarde se agregó a esta versión que fue un recluta del “ejército israelí” de 19 años el que, según los informes, hizo sonar la alerta. Y para mejorar esta versión, afirman tener imágenes. Pero hasta ahora no han sido publicadas. El retraso en su publicación apunta a una puesta en escena o una fabricación.
El Canal 12 de la televisión israelí informa que las fuerzas israelíes falsificaron debidamente esta puesta en escena para supuestamente “permitir que Hezbolá baje del árbol”. Es decir, para evitar que lleve a cabo su operación de represalia.
Cabe señalar también la intensidad del fuego del “ejército israelí” durante el incidente y que refleja el estado de pánico que la motivó. El corresponsal de Al Manar informó el martes que más de 30 proyectiles fueron disparados esporádicamente y cayeron en áreas libanesas liberadas, incluyendo uno en una casa.
Cabe señalar que durante el martirio de dos combatientes de Hezbolá en el verano de 2019, también en un ataque israelí en los suburbios de Damasco, el ejército israelí afirmó haber hablado de la muerte de dos de sus soldados, cuyo vehículo fue alcanzado por un proyectil anti-tanque disparado por Hezbolá, para hacerle creer al movimiento libanés que su misión está cumplida.
De este modo, la credibilidad de los israelíes está seriamente dañada. El daño sufrido por sus medios por su cobertura de estos hechos del 27 de Julio es equivalente al experimentado por la institución militar israelí, que “luchó contra sí misma”, como señalan los observadores libaneses no sin sarcasmo.
“Nasralá nuevamente logró una nueva hazaña al presionar a Israel. Él juega con los nervios de los israelíes, lejos del ruido de los medios. Sin información, sin declaraciones”, estimó el sitio de Walla.
Source: Diversas