Tras un desfavorable período electoral y una cuestionada alianza con su rival, que le permitió conservar el poder a duras penas, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, sigue en aprietos, ahora por una oleada de protestas.
Además de tornarse casi cotidianas, las manifestaciones en Tel Aviv y Jerusalén contra Netanyahu adquirieron altos niveles de violencia como reacción al excesivo uso de la fuerza para acallar a sus participantes, y por recientes agresiones de grupos de extrema derecha, que defienden a ultranza al cuestionado jefe de Gobierno, confirmó The Jerusalem Post.
Los israelíes apostados en las inmediaciones de la residencia de Bibi -como lo llaman sus allegados- y en otros sitios, lo acusan de corrupto y reprueban su manejo de la crisis desatada por la pandemia de Covid-19.
Los especialistas diagnostican más de dos mil infecciones por el nuevo coronavirus Sars Cov-2 cada día.
Presionado por las maniobras de sus adversarios para anular su carrera política con acusaciones de corrupción en su contra y por los insuficientes votos conseguidos en los comicios, Netanyahu intenta guiar el timón de la compleja ‘unión gubernamental’ juntamente con el titular de Defensa, Benny Gantz.
Tal fórmula de rotación (Gantz deberá reemplazarlo en el cargo en noviembre de 2021), fue ideada con el argumento de salvar a la nación de los azotes de la Covid-19.
Pero las marchas y plantones, que suben de tono desafiando ataques y detenciones, demuestran el descontento en torno a la gestión de Netanyahu y el desmoronamiento de su imagen como político, que deberá enfrentar a la corte por presuntos delitos de cohecho, fraude y abuso de confianza.
Luego de los esfuerzos de la Fiscalía para adelantar el proceso y de las gestiones de la Defensa para retrasarlo, el tribunal que lo juzgará decidió comenzar a interrogar a los testigos a inicios de 2021.
El veterano primer ministro es blanco también de acusaciones y denuncias en la franja de Gaza y Cisjordania, donde sus pobladores palestinos condenan la planeada anexión de hasta un 33 por ciento de esa última demarcación, ocupada por el régimen sionista en 1967.
Ellos reiteran la demandada conformación de un Estado soberano y la devolución de los territorios a arrebatados por Tel Aviv.
La Autoridad Palestina advirtió que de llevase a vías de hecho la anexión a “Israel” de esos territorios, en línea con el controversial “acuerdo del siglo”, presentado en enero pasado por el presidente estadounidense, Donald Trump, podría desatarse una tercera intifada como reacción (las primeras ocurrieron en 1987 y 2000).
Pero la implementación de ese proyecto que ambicionaba ‘echar a andar’ desde el 1 de julio, es visto con recelo por su socio en la cúpula gubernamental (Gantz), quien pide enfocarse primero en la atención a la crisis sanitaria.
Source: PL