El secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, dedicó todo su discurso a la tragedia que azotó al Líbano por la explosión de nitrato de amonio en el puerto de Beirut.
Inició su discurso ofreciendo sus condolencias a las víctimas, los mártires, los heridos y desaparecidos, sus familias y quienes perdieron sus hogares y resultaron perjudicados por este incidente, que cobró la vida de más de 150 personas y causó más de 5.000 heridos.
“Estamos ante un incidente excepcional en nuestra historia moderna que requiere una reacción y un comportamiento específicos en todos los ámbitos”, subrayó.
He aquí las ideas principales en el discurso:
Había anunciado antes de este trágico incidente que quería hablar el miércoles pasado sobre algunas cuestiones vinculadas a la situación actual en la frontera libanesa con la Palestina ocupada, sobre el tribunal internacional y la fecha del 7 de agosto (el anuncio de su veredicto final), sobre el nuevo coronavirus, que ha experimentado un aumento de contagios en el Líbano, sobre la crisis de combustible en el país y sobre algunos problemas regionales.
Pero cuando ocurrió este trágico incidente decidí cambiar y solo hablaré sobre él.
Nos enfrentamos a un desastre a gran escala, a todos los niveles, humano y nacional … Es un desastre que ha afectado a todos los libaneses, a todas las comunidades. Beirut es el hogar de todos los libaneses. Resume todo el Líbano… Hay más de 150 mártires, la mayoría libaneses, pero un buen número de ellos son sirios y de otras nacionalidades. Ha habido miles de heridos, decenas de personas desaparecidas y decenas de miles sin hogar y que han perdido sus bienes o han sufrido daños. Y el pánico se apoderó de los corazones de millones de libaneses, cuyos edificios temblaron dando la impresión de que hubo un terremoto.
Este incidente tendrá consecuencias en varios ámbitos. Empeorará la crisis económica y financiera.
Estamos, pues, ante una verdadera tragedia sin precedentes.
Expreso mi más sentido pésame a todas las familias que se han visto perjudicadas y afectadas por esta explosión, que ha afectado a todas las regiones, barrios y comunidades libanesas, de una forma u otra.
Ofrezco mi más sentido pésame a las familias de los mártires. Ruego a Dios por la curación de todos los heridos y que nos conceda paciencia.
Estamos ante un incidente excepcional en nuestra historia moderna y necesitamos una reacción específica en todos los ámbitos.
Es muy difícil expresarse en momentos como este. Las palabras suenan impotentes.
Ante la magnitud de este incidente y sus secuelas, surgieron varias escenas.
A nivel popular y estatal, notamos que desde las primeras horas que las distintas instituciones estatales tomaron las calles, pero lo más cautivador fue la movilización popular que siguió, organizaciones civiles, jóvenes… También descendieron a la calle los ciudadanos y hubo un gran movimiento de donación de sangre. Esta movilización popular llevó a la limpieza de escombros, el barrido de las calles etc.
Muchas familias han ofrecido sus hogares para albergar a las víctimas del desastre.
Existe un sentimiento colegiado de solidaridad y compasión que merece una gran estima y que es reflejo de ese sentido humanitario, nacional y moral que caracteriza a nuestro pueblo.
Hezbolá, por su parte, no ha faltado a su deber y todas sus instituciones y capacidades humanas y materiales están al servicio de las instituciones del Estado y de nuestro pueblo.
El proyecto de refugio para quienes han perdido sus hogares debe ser prioritario y ser tomado en serio … Y tenemos experiencia en esto.
Estamos totalmente preparados para ayudar a las familias que han perdido sus hogares a encontrar refugio y alojamiento.
La segunda escena que se nos presentó viene del exterior: las posiciones de muchos estados del mundo, líderes religiosos, cristianos y musulmanes, sunníes y shiíes, fuerzas políticas y otras forman parte de un gran movimiento de solidaridad. Sobre todo porque nuestro país está bajo embargo.
Solo podemos saludarlos y agradecerles el apoyo.
Ha habido diversas delegaciones que han venido al Líbano, incluida la visita del presidente francés, a quien damos la bienvenida. Todos los llamamientos de ayuda al Líbano y que busquen unir a los libaneses son bienvenidos. Queremos enfatizar los aspectos positivos aunque algunos ponen el énfasis en la precaución.
Esto abre una nueva oportunidad para que el Líbano obtenga ayudas y salga del embargo.
La tercera escena que tenemos ante nosotros está en el nivel político interno libanés.
Se dice que los pueblos vivos que gozan de un cierto nivel moral y un cierto sentido de la responsabilidad, cuando ocurre una tragedia o una catástrofe, todos congelan sus conflictos y suspenden sus disputas internas. Actúan de forma moral para poder superar el desastre y luego vuelven a abrir sus cuadernos.
Lo que sucedió, por desgracia, desde las primeras horas del desastre, cuando la gente ni siquiera sabía todavía qué había sucedido, sobre la naturaleza de la explosión, si era fortuita o premeditada,… ciertas fuerzas en concierto con sus medios de comunicación salieron a difundir una versión clara y definitiva, según la cual la explosión había sido debida un depósito de misiles de Hezbolá o un depósito lleno de municiones y armas de Hezbolá.
Incluso cuando las autoridades oficiales aseguraron que no había misiles ni armas ni municiones y que fue el nitrato de amonio el que explotó, procedieron a acusar a Hezbolá de traerlo.
Dejando de lado si fue un incidente fortuito, o por misiles o una incursión de aviones, lo principal para ellos fue acusar a Hezbolá y decirles a los libaneses que el que destruyó sus casas y causó los muertos y heridos y el desastre era Hezbolá.
Esta es una gran injusticia, ¿es esta la libertad de expresión? Nosotros también hemos resultado afectados. Estamos entre los que perdieron mártires y heridos entre los trabajadores y los empleados que operan en el puerto.
Se nos inflige una injusticia excepcional que no se puede callar. Me dijeron que no valía la pena hablar de eso, pero insistí en plantear esta injusticia que se nos está infligiendo.
Aunque este tema no merece ser hablado, una categoría de personas podría verse influenciada por este discurso y creer realmente que Hezbolá es culpable porque no reaccionó.
Puedo decir con certeza que nunca ha habido un depósito de armas de Hezbolá en el puerto, ni en el pasado ni ahora. Mañana la investigación revelará todas las verdades.
Me importa que estas mentiras y manipulaciones injustas y arbitrarias no pasen.
Ningún medio extranjero se ha tomado en serio esta versión de los hechos, que sigue siendo prerrogativa de estas fuerzas políticas locales y árabes.
Algunos han adoptado otra versión que afirma que, aunque Hezbolá no tiene un depósito de armas en el puerto tiene la responsabilidad del desastre porque controla el puerto, lo cual es otra gran mentira.
No tenemos nada que ver con el puerto, no sabíamos lo que está pasando allí ni lo qué está almacenado.
Sí, sabemos lo que está pasando en el puerto de Haifa mucho más que lo que está pasando en el puerto de Beirut, porque está relacionado con el conflicto con el enemigo.
Las investigaciones permitirán en un futuro cercano levantar el velo sobre lo sucedido, y espero que la opinión pública libanesa juzgue a estos medios que sembraron mentiras y se abstenga de seguirlos, porque que ya no tienen ninguna credibilidad y son parte de la batalla que tiene como objetivo al país.
Esto no es una acusación política. Cuando le mientes a la gente y acusas a un partido y lo haces responsable de la muerte y destrucción contraes una responsabilidad.
Hemos visto la explotación política del evento. Cualquiera que tenga problemas con el jefe de estado, con el gobierno y con nosotros debe abstenerse de manipular el desastre en su provecho.
No queremos hablar de eso ahora porque ahora es el momento de la solidaridad y la acción para revertir las secuelas de esta tragedia. Pero una vez que pase la catástrofe, abriremos los archivos… No quiero generar controversia ahora. La prioridad hoy es la solidaridad y la compasión.
Lo principal ahora es proceder a las investigaciones para identificar a los responsables y pedirles cuentas.
Se debe realizar una investigación, tal como lo exigieron el presidente de la República y el primer ministro, asegurando que todos los involucrados sean llevados ante la justicia. Es un buen comienzo.
Lo que los libaneses aspiran por unanimidad es un trabajo serio y diligente para realizar una investigación transparente y completa dirigida a castigar a los responsables.
Estamos entre los que exigen esto … No está permitido ocultar las realidades … Debemos evitar los enfoques ancestrales que siempre han gobernado el Líbano y que reposan en una base confesional y sobre las representaciones confesionales.
Los responsables deben ser juzgados a la luz de su delito y responsabilidades.
No deben ser perdonados debido a su pertenencia a una comunidad. Tampoco debemos buscar que haya equilibrio comunitario en el veredicto.
Algunas políticas preguntan cuáles son las partes que realizarán esta investigación y expresan sus sospechas. Sabiendo que todos los protagonistas libaneses tienen confianza en el Ejército libanés, son ellos los que deberían de encargarse de la investigación.
También hay otra opción. Como algunos libaneses confían en unos órganos de seguridad y otros en otros distintos, puede haber una investigación conjunta de todos estos órganos.
Aunque la mejor opción es el Ejército.
Sobre este punto me gustaría agregar algo.
Como el incidente es excepcional, el comportamiento del Estado libanés debe serlo también y no es un asunto que concierna solo al jefe de Estado o al gobierno.
Todas las instituciones estatales están deben estar implicadas.
No está permitido politizar o confesionalizar un evento como este.
El comportamiento de estas instituciones tendrá un impacto en el destino del país, en si hay o no un Estado en el Líbano o si hay esperanzas de que lo haya.
Si las instituciones estatales no logran llevar a cabo esta investigación, significa que no hay Estado y que no lo habrá.
Ya sea el incidente accidental o premeditado, esta catástrofe refleja el problema de la corrupción y el abandono. Si no podemos dilucidar qué sucedió y juzgar a los responsables, eso significa que no hay Estado.
Esto significaría que estamos ante una crisis del sistema, del Estado.
Hago un llamamiento a ser extremadamente serios y decididos en lo que se refiere a procesar a los responsables de este incidente para dar esperanza al pueblo libanés.
Termino con dos puntos.
Los días de desastre son días de sacrificio y cargas adicionales, pero también deben ofrecer nuevas oportunidades.
La reacción de apoyo de diferentes países y estados ante el desastre presenta esta oportunidad y debemos aprovecharla.
El punto final: todos los que han abierto batalla con nosotros, con la resistencia y el eje de la resistencia, sepan que no lograrán ninguno de los resultados deseados. Les digo a ellos y le digo a nuestra gente que no tiene que preocuparse. Sus esfuerzos terminarán en fracaso porque esta resistencia, gracias a la confianza del pueblo, a su poder y a sus posiciones nacionales y regionales no puede ser agraviada por esa gente injusta y despótica que incita a guerra civil como siempre ha hecho. Son mentirosos que disfrazan la realidad.
Source: Al Manar