El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, dijo que se necesita una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para “poner fin a la sobrerrepresentación antinatural de Occidente”.
En un artículo publicado el 28 de junio de 2021 en la revista rusa de análisis de relaciones internacionales Rusia en Asuntos Globales, Lavrov explicó extensamente su visión del multilateralismo y los profundos cambios que ha experimentado el derecho internacional en estos últimos años.
Se centró en particular en el “orden mundial basado en normas”, un concepto revivido tras la última reunión del G7 el 10 de junio en Cornualles.
Según él, este concepto, que designa las reglas decididas por pequeños grupos de países mayoritariamente occidentales, se opone al derecho internacional tal como se define en la Carta de las Naciones Unidas. Sin reglas genuinamente escritas o reconocidas por un organismo legítimo como la ONU, este “orden mundial basado en reglas” sería, sobre todo, un factor de inseguridad jurídica con graves implicaciones para la geopolítica.
Lavrov señala en particular el hecho de que “Occidente evita cuidadosamente descifrar sus “reglas”, así como responder preguntas sobre su razón de ser”. Sin embargo, “el sentido de tales reglas occidentales reside precisamente en su falta de precisión”, según el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia. Estas reglas, según el diplomático, serían sólo una instantánea en un momento dado de los estados de ánimo políticos de Occidente, pero pueden tener graves consecuencias “en cuanto alguien vaya en contra de la voluntad de Occidente”.
“Occidente declara instantánea e infundadamente que “las reglas se han violado” (sin presentar un hecho) y proclama su derecho a castigar al infractor”, dijo.
La nueva Carta del Atlántico que se debatió durante la reunión del G7 del 10 de junio de 2021 es considerada por Lavrov como un “punto de partida” para la construcción de un orden mundial, pero exclusivamente de acuerdo con las “reglas occidentales”.
Desprovisto de referencias a la ONU o la OSCE, vincularía aún más a los estados occidentales con la OTAN y los sellaría en una oposición aún más feroz a Rusia y China, según el ministro ruso.
Este último ve los mecanismos maniqueos trabajando con, por un lado, un bloque occidental que planea organizar una “cumbre por la democracia” y por otro, “Rusia y China presentados como vectores del autoritarismo, […] y definidos como los principales obstáculos para la implementación de la política anunciada en la cumbre de junio”, señala Lavrov.
Por una reforma de las Naciones Unidas en consonancia con las nuevas realidades geopolíticas
Esta visión centrada en Occidente plantea en realidad un problema de representatividad, según Lavrov. Y, en primer lugar, dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Compuesto por representantes de las naciones victoriosas de la Segunda Guerra Mundial – China, Francia, Rusia, Reino Unido y EEUU -, cada una con derecho de veto, nunca ha sido reformado en profundidad desde su creación en 1945.
En este sentido, el Consejo de Seguridad sería sintomático de la inadaptación de Occidente a un mundo cada vez más multipolar, según el ministro de Exteriores ruso: “Sin embargo, (Occidente) está tratando de aferrarse a las posiciones que está perdiendo y ralentizando artificialmente el proceso objetivo de formación de un mundo multipolar. El concepto de un “orden mundial basado en reglas” permitiría a Occidente, según Lavrov, “desviar las discusiones sobre temas clave a formatos que le convengan y donde no se invite a los disidentes”.
Poner fin a la sobrerrepresentación anormal de Occidente en el cuerpo principal de la ONU
Sin embargo, una reforma de la representatividad del Consejo de Seguridad permitiría, según Lavrov, “afirmar las realidades de un orden mundial multipolar. Él aboga así por una renovación de las reglas de representación de las naciones “en beneficio de Asia, África y América Latina para poner fin a la sobrerrepresentación anormal de Occidente en el órgano principal de las Naciones Unidas”.
Si bien esto sigue siendo poco probable por el momento, Lavrov afirmó, sin embargo, que Rusia “siempre propondrá una agenda unificadora en los asuntos internacionales basada en las realidades de la diversidad cultural y civilizatoria del mundo actual”. En este sentido, la diplomacia rusa se ocupará de “promover el surgimiento de una cultura de intercambio internacional basada en los más altos valores de la justicia y que permita a grandes y pequeños países desarrollarse pacífica y libremente”.
Source: RT