El día diecinueve de la Guerra de Julio de 2006 fue sangriento por excelencia. El enemigo israelí cometió varias masacres contra civiles libaneses, lo que enfureció tanto al Gobierno libanés como a Hezbolá, quienes prometieron que el crimen israelí no quedaría sin respuesta.
El pueblo libanés se despertó el domingo 30 de julio de 2006 conociendo que la ciudad sureña de Qana fue escenario de otra masacre histórica cometida por los aviones de combate israelíes, haciéndose eco del horrible crimen cometido también en Qana en la agresión de abril de 1996 contra el Líbano.
Decenas de civiles murieron o resultaron heridos cuando los aviones de combate israelíes atacaron una zona residencial en Qana.
También en el sur del Líbano, en la ciudad de Yarun, se cometió otra masacre cuando aviones de combate israelíes atacaron un edificio, matando al menos a 6 civiles e hiriendo a varios más.
La masacre de Qana provocó condenas generalizadas y vio una postura oficial unida por parte de los funcionarios libaneses. El presidente Emil Lahud denunció el ataque israelí, culpando a EEUU de dar luz verde a la entidad sionista para seguir adelante con sus crímenes contra el pueblo libanés.
El Gobierno libanés celebró una sesión urgente y destacó que “Israel” tenía toda la responsabilidad por este crimen. El gobierno declaró el duelo nacional por los mártires libaneses y describió los ataques israelíes como crímenes de lesa humanidad.
El presidente del Parlamento, Nabih Berri, y el entonces primer ministro Fuad Siniora aparecieron en una conferencia de prensa conjunta, anunciando la suspensión de las conversaciones y haciendo hincapié en la necesidad de un alto el fuego incondicional.
Berri y Siniora pidieron una investigación internacional sobre la masacre. Berri señaló en la conferencia de prensa que las condiciones para realizar un canje de prisioneros habían cambiado luego de la matanza que entonces se conoció como la segunda masacre de Qana.
En un comunicado, Hezbolá describió la masacre de Qana como un punto de inflexión que cambiaría el curso de la guerra, y enfatizó que la agresión israelí no quedaría sin respuesta.
La entonces secretaria de Estado estadounidense, Condaleeza Rice, canceló una visita planificada al Líbano después del anuncio del gobierno libanés de suspender las conversaciones.
El liderazgo sionista afirmó que suspendería su actividad aérea durante 24 horas a partir de la medianoche del 30 de julio.
Mientras tanto, en el campo de batalla, los combatientes de Hezbolá mantuvieron el lanzamiento de cohetes, a pesar de los continuos vuelos israelíes a través de los cielos libaneses.
Las ciudades israelíes en el norte de la entidad sionista fueron golpeadas por decenas de cohetes de Hezbolá.
Los combatientes de Hezbolá también participaron en enfrentamientos heroicos con soldados israelíes de la Brigada Golani, que intentaron infiltrarse en la ciudad sureña libanesa de Taybeh. Los guerrilleros de la Resistencia repelieron el intento de avance israelí, matando o hiriendo a muchos soldados israelíes.
En las ciudades fronterizas de Odeisseh y Kfarkila, los combatientes de Hezbolá atacaron a una fuerza israelí que intentaba avanzar en el área. Varios militares israelíes murieron o resultaron heridos cuando los guerrilleros de la Resistencia destruyeron un Hummer israelí y un Merkava durante el ataque.
Source: Sitio de Al Manar en Inglés