En 24 horas entre el 5 de marzo y la mañana del 6 de marzo, Rusia derribó 4 Su-27 ucranianos y un MiG-29 en la región de Khitomir, un Su-27 y un Su-25 en la región de Radomyshl y un Su-25 en la región de Nizhyn, 2 helicópteros Mi-8 en la región de Kiev, así como 6 drones, incluido el turco Bayraktar TB-2. Los Su-27, Su-25 y MiG-29 despegaron simultáneamente de las bases aéreas de Starokostiantyniv e Ivano-Frankivsk, en el oeste, y Myrhorod, en el centro de Ucrania.
La prensa ha inventado toda una epopeya sobre una imaginaria batalla aérea cuerpo a cuerpo entre los Su-27 ucranianos y los Su-35 rusos. Lo cierto es que la destrucción de los Su-27 ucranianos no fue un combate aéreo cuerpo a cuerpo. Los pilotos ucranianos no pudieron ver en el radar los aviones rusos que los derribaron, ya que los misiles fueron lanzados desde distancias más allá del alcance del radar del Su-27. En Ucrania, la fuerza aérea rusa actuó de la misma manera que EEUU durante la guerra en Iraq.
Todo esto apunta al uso ruso de dos interceptores MiG-31BM que vuelan a una altitud de 14.000 metros y que patrullaban el centro de Ucrania. El MiG-31BM puede detectar aviones Su-27 a 320 km de distancia y atacar a 6 de ellos simultáneamente. En nuestro caso, los radares del avión ruso detectaron los aviones ucranianos Su-27 y MiG-29 inmediatamente después del despegue. Más precisamente, a una distancia de 160-200 km y los encuadraron a 120 km, lanzándoles misiles aire-aire R-33S. Rusia dispone de más de 100 MiG-31BM, 30 de los cuales han sido modificados en variantes MiG-31K para usar el misil hipersónico Kh-47M2 Kinzhal.
Source: Reseau International