A raíz de la operación de la resistencia palestina en Tel Aviv, durante la cual 2 personas murieron y otras 8 resultaron heridas, los medios israelíes todavía están conmocionados.
Y es de nuevo una admisión del fracaso de seguridad que se siente con gravedad, especialmente porque es la cuarta operación en el espacio de dos semanas en los territorios palestinos ocupados en 1948. Sin mencionar también que se produce durante el mes de Ramadán, cuando todas las fuerzas israelíes están en alerta máxima, por temor a que se repita el escenario del año pasado, cuando las facciones de la resistencia palestina lanzaron la Operación Espada de Al Quds, de 11 días de duración, para apoyar a los residentes del barrio de Sheij Yarrah y a los fieles que fueron acosados yendo a la Mezquita Al Aqsa durante las noches.
Este probado revés se consolida con la facilidad con que el autor de la operación Raed Hazem logró salir del lugar del ataque y dirigirse a Jaffa (Yafa), recorriendo 5 km, sin ser avistado por los 1.000 elementos de las fuerzas israelíes de todas las ramas, ejército, policía y unidades especiales, que creyeron hasta las 5 de la mañana que estaba atrincherado en un edificio de Tel Aviv antes de que un colono llamara a la policía para informarles de la presencia de alguien sospechoso cerca de la mezquita de Yaffa.
Según algunos medios, los oficiales de seguridad y militares estaban “en completa oscuridad” sobre el ataque, sin saber cómo llegó el agresor a Tel Aviv, cómo consiguió su metralleta o cómo abandonó el lugar del ataque.
El cronista militar Noam Amir, afirma que la institución militar sufrió un revés estrepitoso. “Lo último que debería hacer el gobierno de Bennett es saludar la muerte del tirador. Debería pedir aclaraciones a los funcionarios de seguridad y convocarlos, lo que sería más apropiado”, dijo.
El diario Israel Hayom escribió que el ataque de Tel Aviv se produjo en un “momento muy delicado, ya que coincidió con el primer día de la festividad de la Pascua judía, un momento en que “Israel” hace todo lo posible para evitar este tipo de operaciones con el fin de preservar un ambiente festivo, teniendo en cuenta los ritos que se llevan a cabo y los atascos que provoca”.
En cuanto al periódico Yediot Ahronoth, se detuvo en las escenas del caos en la calle Dizenkoff en Tel Aviv y describió el tiroteo que siguió como “increíble”.
Según este diario, el ataque en el centro de Tel Aviv tuvo como objetivo “la parte vulnerable de los israelíes, un lugar considerado un punto débil para ellos”.
Esta operación “refuerza la hipótesis de que Palestina está al borde de una intifada”.
“Aunque este ataque no tuvo una línea común con los hechos anteriores en Beersheba, Hadera y Bnei Brak, el objetivo en sí es sembrar el pánico entre los israelíes y reforzar su división”, analiza el diario, según el cual el primer ministro israelí, Naftali Bennett, quien “espera días difíciles, debe ser consciente de este peligro, dejar de lado sus preocupaciones políticas internas y centrarse nuevamente en la cuestión de la seguridad, con una frágil coalición de 60 miembros de la Knesset.”
Para el diario Maariv, la operación es un “ataque sangriento en el corazón de Israel”, informando que las personas que estaban presentes en el lugar del ataque corrieron por las calles como locos.
Informó del testimonio de un israelí que le dijo al periódico que las operaciones recientes han hecho que “los israelíes pierdan su sentido de seguridad”, y agregó: “No sabemos cuándo nos afectarán estas operaciones”.
Source: Medios israelíes