Desde que Irán rechazó aceptar las condiciones de EEUU en el tema de la negociación para la restauración del PAIC y profundizó sus relaciones con Rusia ha sido el objetivo de una virulenta campaña mediática por parte de medios occidentales y saudíes sobre todo en lengua persa y radicados en Londres. Esta campaña empezó mucho antes de la muerte de Mahsa Amini, pero explotó la desafortunada muerte de esta última por causas naturales en una comisaría para intentar presentarla como una “víctima policial”. No deja de tener un sello de humor negro el que medios propiedad de Arabia Saudí, donde algunos adolescentes fueron condenados a muerte por participar en protestas contra el régimen y algunas mujeres condenadas a penas de 45 años o similares por reenviar tuits, participe en una campaña semejante.
Algunos iraníes reclutados por agencias vinculadas al gobierno de EEUU, el Reino Unido y otros países dieron comienzo a esta campaña, cuyo objetivo era crear disturbios en Irán y debilitar a este país. Los grupos separatistas y terroristas con base en Iraq participaron activamente en ella. A ellos se refería el ex asesor de la Casa Blanca, John Bolton, un enemigo acérrimo de Irán, cuando se refirió a que la oposición disponía ahora de armas.
Como reacción a la muerte de Amini se produjeron diversas protestas, la mayoría de ellas de naturaleza pacífica porque en Irán existe el derecho a manifestarse. Sin embargo, rápidamente algunas se convirtieron en disturbios con ataques a miembros de las fuerzas de seguridad y civiles y a propiedades públicas y privadas. Naturalmente, esto fue condenado por la gran mayoría de la población de Irán, que se manifestó en gran número en Teherán y numerosas otras ciudades. La presencia de más de un millón de personas en la manifestación de la capital el 25 de septiembre y en las manifestaciones en 800 ciudades y localidades iraníes el 4 de noviembre, con motivo del rechazo al día de la Arrogancia Global, dejaron claro el apoyo popular masivo a la República Islámica y la condena a los disturbios violentos.
Los protagonistas de los disturbios y asesinatos de civiles y miembros de las fuerzas de seguridad han ido cayendo uno tras otro, al cabo de pocas horas de cometer sus actividades criminales, lo que demuestra la existencia de una cooperación ciudadana con las fuerzas de seguridad y una eficiente red de inteligencia de estas últimas. La comprensión de que la producción de disturbios estaba condenada al fracaso llevó a que una parte de estos grupos, apoyados desde el extranjero, decidiera emprender una campaña terrorista. En ella iban a jugar un papel fundamental los grupos kurdos separatistas en el noroeste y los takfiris, especialmente el Daesh, en el sureste, en especial en la frontera de Sistan-Baluchistan. También hubo acciones terroristas en otras ciudades como Izeh e Isfahan, donde miembros de las fuerzas de seguridad fueron asesinados. Los culpables de estos hechos ya han sido arrestados y esperan ahora su procesamiento judicial.
Irán ha respondido a las acciones de los terroristas separatistas mediante una acción contundente contra sus bases en el Kurdistán iraquí llevada a cabo con misiles y drones Shahid-136. Decenas de terroristas de grupos como el Partido Democrático del Kurdistán de Irán (PDKI) y el Partido Komala murieron en los ataques. Irán ha desplegado también un mayor número de fuerzas en el noroeste del país para frenar las acciones de infiltración de terroristas y armas en su territorio. Medidas similares han sido tomadas también en la provincia de Sistan-Baluchistan para erradicar al terrorismo takfiri.
Como resultado de estos ataques con misiles y drones contra bases terroristas en el Kurdistán iraquí, Iraq se ha comprometido a desplegar su ejército en la frontera y desmantelar las bases de estos grupos terroristas. Cabe recordar que ya existía desde hace meses una promesa de Iraq de llevar a cabo esta acción aunque aún no ha sido implementada, probablemente como resultado del vacío de poder y crisis política en el país.
En el campo exterior, Irán ha respondido también a una resolución condenatoria promovida por EEUU y sus tres aliados europeos del acuerdo nuclear (Francia, Alemania y el Reino Unido) en el Organismo Internacional de la Energía Atómica, que acusaba a Irán de no cooperar lo suficiente con la agencia, elevando su enriquecimiento de uranio al 60% en la planta de Fordow.
Es, sin duda, un mensaje a estos países de que con su política de presión y de fomento de disturbios en el país no van a lograr ninguno de los resultados que esperan, sino que, por el contrario, esto hará que Irán esté más determinado en sus posturas y en la continuación de su desarrollo. Los productores de disturbios y el terrorismo en Irán carecen del apoyo y los recursos para conseguir sus objetivos y sus actividades están condenadas al fracaso. Ello no implica que no sea necesario que Irán tome medidas, en especial en los campos mediático y educativo, para conseguir una neutralización duradera de este tipo de campañas.
Source: Sitio de Al Manar en Español