La visita del primer ministro israelí a Moscú no logró sus objetivos buscados. La reunión de Benyamin Netanyahu con el presidente ruso, Vladimir Putin, concluyó sin resultados tangibles que satisficieran las demandas de Tel Aviv.
En un principio, él intentó dar coba a su anfitrión señalando que “Israel entiende lo importante y fundamental que ha sido el papel de Rusia en la región, especialmente después de su intervención militar y su compromiso político en Siria, combatiendo el terrorismo y tratando de negociar un acuerdo político para poner fin al conflicto en curso que dura ya 7 años”.
Y tras mencionar que Israel “comprendía” todo esto, él se mostró “interesado en coordinar y hacer avanzar las relaciones”, lo que permitirá a Tel Aviv formar parte de cualquier acuerdo futuro, algo imposible dado el rechazo de Siria y sus aliados de la región a ningún tipo de compromiso con Israel o asegurar al menos que este acuerdo tome en cuenta la seguridad de la entidad sionista y sus intereses políticos.
Netanayhu intentó convencer a Rusia de que cerrara los ojos a las agresiones de Israel dirigidas contra las fuerzas del gobierno sirio y de Hezbolá dentro de Siria. Lo que Israel quiere es reducir y poner un límite a la influencia de Hezbolá y de Irán allí. Esto refleja también la posición de la Administración Trump y los saudíes que están desesperadamente ansiosos de cortar la influencia iraní en la región.
Lo que ‘Israel’ no entiende es que Rusia aprecia y comprende bien el papel de Irán y el de Hezbolá en el conflicto sirio, que resultan indispensables para luchar contra el terrorismo.
Otro aspecto importante es que la perspectiva de Rusia sobre el conflicto sirio y los intereses de Israel está vinculada con un aspecto más amplio, a saber, que todos los conflictos de Oriente Medio está entrelazados con la cuestión palestina, y que antes de que se resuelva esta cuestión, Israel debería mostrar un perfil bastante bajo al abordar muchas de las cuestiones estratégicas de la región.
Source: Al Manar