Cientos de miles de manifestantes a favor de la democracia han tomado las calles de la ciudad brasileña de Sao Paulo para denunciar los disturbios y el asalto a edificios gubernamentales clave por parte de los partidarios del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. Otras manifestaciones tuvieron lugar en Río de Janeiro y otras ciudades de Brasil.
Los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “Democracia para siempre”, “Estamos con Lula y por la democracia”, “Respeto al voto del pueblo” y “No a la amnistía”.
Jóvenes, activistas sindicales y defensores del antirracismo se encontraban entre los manifestantes, que exigieron un castigo estricto para los alborotadores.
El domingo, los partidarios de Bolsonaro asaltaron y saquearon el Palacio Presidencial, el Tribunal Supremo y el Congreso. Los disturbios culminaron meses de tensión luego de la elección presidencial del 30 de octubre que Bolsonaro perdió ante Luiz Inacio Lula da Silva.
Los observadores compararon los asaltos con la insurrección del 6 de enero de 2021 en el edificio del Capitolio de los EEUU por parte de los partidarios del entonces presidente de EEUU, Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, y calificaron la situación como un episodio grave de “desestabilización política”.
La policía arrestó a 300 personas por el ataque del domingo, mientras que otras 1.200 fueron detenidas el lunes cuando las fuerzas de seguridad desmantelaron un campamento improvisado de partidarios de Bolsonaro frente a la sede del Ejército en Brasilia.
Lula denunció los “actos de terrorismo” de la extrema derecha cuando se reunió con los líderes de ambas cámaras del Congreso y el presidente del Tribunal Supremo el lunes.
“Los tres poderes de la república, los defensores de la democracia y la Constitución rechazamos los actos terroristas, vandálicos, criminales y golpistas ocurridos”, dijeron en un comunicado conjunto, y agregaron que estaban tomando medidas legales.
Lula recorrió su dañado palacio presidencial el lunes y ordenó al gobierno federal que tomara el control de la vigilancia en la capital, Brasilia.
El presidente culpó el domingo a Bolsonaro, que ahora está hospitalizado en un hospital de EEUU, de instigar a sus partidarios después de una campaña de acusaciones sin fundamento sobre el resultado de las elecciones, y prometió llevar ante la justicia a los responsables del ataque “fascista”.
El ataque fue el peor a las instituciones del país desde que se restableció la democracia hace cuatro décadas.
Los fanáticos aliados de Bolsonaro se niegan a aceptar su estrecha derrota durante las elecciones presidenciales de octubre contra Lula, de 77 años.
Lula asumió el cargo el 1 de enero, desatando un aluvión de reproches contra Bolsonaro por lo que calificó como el atroz mal manejo de los asuntos del país por parte de su predecesor durante su mandato.
Bolsonaro, apodado el “Trump tropical”, ha cuestionado la credibilidad del sistema de votación electrónica del país sin aportar pruebas.
Huyó de Brasil al estado estadounidense de Florida dos días antes del final de su mandato, supuestamente para evitar pasar por la ceremonia de entrega de la banda presidencial a Lula.
Source: Agencias